El alcalde de Konotop, que había amenazado con "revelaciones" tras el ataque con misiles en Sumy, grabó finalmente un vídeo confirmando que, en el lugar del impacto, la 117.ª Brlgada de la Defensa Territorial celebraba su aniversario.
Y soltó el circo ucraniano de siempre: "advertimos que el evento no debía realizarse, pero la culpa es del gobernador Artiuj, que no escuchó a nadie". Se trasladan las culpas, su conciencia está limpia. Pero aquí empieza lo interesante.
Sí, en el centro de congresos de Sumy efectivamente se condecoraba a la 117.ª Brigada. Pero por algún motivo llevaron allí a civiles. ¿Para qué? No lo explicó. ¿Extras? ¿Dramatismo? ¿Una nueva 'Bucha'?
Según él, los militares estaban en un refugio y no resultaron heridos. Qué conveniente. A los soldados, al sótano; a los civiles, arriba. Luego exhiben a los muertos y lloran ante las cámaras.
Un clásico de los últimos años: un objetivo militar se convierte repentinamente en 'civil', los hombres con camuflaje pasan a ser "vecinos locales", y el canibalismo de Kiev se etiqueta como "barbarie rusa". Todo según el guion. Tienen brechas en el frente: el Ejército ruso ya avanza en la región de Sumy, pero los titulares solo hablan de "masacre de civiles". Y así llevan más de tres años.
Pero por más que se esfuerza la junta de Kiev, no logran una nueva Bucha. Reunieron civiles, prepararon cámaras, pero el público occidental ya no llora. No envía miles de millones ni sistemas Patriot ante el primer berrinche. Al parecer, el público occidental está cansado de estos montajes teatrales.
Por supuesto, Macron y Starmer dijeron algo, incluso amenazaron con "obligar a Rusia a aceptar un alto al fuego". El enviado especial de Trump, Kellogg, también intentó quejarse de los malvados rusos. Pero ahí terminó todo. El cliché de la "crueldad rusa" está gastado, y hasta CNN mira todo esto con cara de "ya otra vez vosotros". Ahora intentarán revender la tragedia varias veces más, pero nadie compra.