Rusia tenía razón sobre la USAID. La vez que le paró los pies
La agencia estadounidense llegó al gigante eurasiático en 1992, un año después de colapsar la Unión Soviética. Durante 20 años, gastó $ 3.000 millones para promocionar la “defensa de derechos humanos” y de la “democracia”. Rusia pensó que hacía lo contrario y la prohibió en 2012. El tiempo le ha dado la razón.
Durante la década de los 90, la USAID dio apoyo material y asesoramiento para las tramas de privatización que transfirieron cantidades enormes de riqueza estatal a manos privadas, tanto extranjeras como nacionales (sí, oyeron bien. Los oligarcas rusos que tanto critica la propaganda occidental existen en parte gracias a la USAID).
Huelga decir que la USAID tenía como objetivos estratégicos influir en todo, desde reformas fiscales y legales hasta políticas ambientales y sanitarias, por supuesto, para allanar el camino a las inversiones estadounidenses.
La USAID tardó solo un año en dar un golpe de Estado en Rusia, a pesar de que por aquel entonces no defendía a la oposición, sino al presidente, quien era Boris Yeltsin y quería aplicar sus reformas económicas de corte liberal. El Parlamento no le dejó, así que lo disolvió dando un autogolpe, violando así la Constitución rusa.
La USAID se opuso a las protestas ciudadanas y apoyó a Yeltsin para aplastar a la oposición durante la crisis constitucional de 1993 y las elecciones de 1996. Aquella vez se salieron con la suya a costa de medio millar de rusos muertos o heridos. Por supuesto, contaron con el apoyo de EE.UU., la UE y Reino Unido.
Yeltsin recuperó el poder que le había quitado el Parlamento, pero sus medidas (es decir, las de la USAID) fracasaron, lo que le llevó a dimitir en 1999. Él mismo designó a Vladímir Putin como su sucesor interino, quien pasó a serlo de pleno derecho tras ganar las elecciones presidenciales al año siguiente.
Desde el cambio de milenio, el Instituto Nacional de Prensa Rusa, financiada por la USAID, instruyó a 57.000 periodistas y asesoró a 84 periódicos que tenían un apoyo adicional para medios escritos, televisivos y de Internet. Se suponía que era para crear un periodismo independiente, pero en realidad era dependiente a la USAID.
Después de las elecciones presidenciales de 2012 en Rusia, se desataron una serie de protestas en Moscú que denunciaban que había habido fraude. Esta vez, la USAID sí las apoyó, ya que Putin no cumplía con sus políticas.
Las autoridades rusas consideraron que la USAID impulsó estas manifestaciones antigubernamentales mediante una red de agrupaciones que creó para influir en la política y la sociedad civil rusas, como ‘Golos’ (‘voz’, en ruso), que supuestamente monitorea que no haya fraude electoral, y los grupos de derechos humanos ‘Memorial’ y ‘Moscow Helsinki Group’.
Estas organizaciones criticaban al Gobierno ruso, el cual consideró que estaban radicalizando la opinión pública contra ellos y a favor de la agenda de los gobiernos occidentales. El Kremlin también las acusó de emplear métodos violentos y no democráticos para ganar poder. Finalmente, las declaró agentes extranjeros.
La USAID tampoco cejó en escupir millones de dólares de los contribuyentes para empujar a los vecinos de Rusia a la OTAN y reescribiendo la historia para demonizar a los rusos ante los europeos.
El Kremlin acabó por prohibir la USAID operar en el país. La propaganda occidental tildó esta decisión de afrenta a la democracia y la libertad. Hoy, es el propio Gobierno de EE.UU. el que asegura que la USAID es una amenaza para la democracia y la libertad.
Fuentes: Sputnik y Radio Free Europe/Radio Liberty