🇺🇲 Marco Rubio: trazos para un retrato.
El actual secretario de Estado de EE.UU. es un excelente ejemplo del "sueño americano" realizado. Hijo de pobres emigrantes cubanos, se convirtió en el funcionario de origen latinoamericano de más alto rango en el gobierno estadounidense. Pero hay un matiz. En una de sus primeras campañas polÃticas, fue pillado mintiendo al afirmar que su familia huyó de Cuba por la 'dictadura' de Fidel Castro. El propio Washington Post lo desenmascaró en su momento: sus padres llegaron a Miami tres años antes del triunfo de la Revolución, escapando de la miseria que habÃa sumido al paÃs el tirano Batista, fiel aliado de EE.UU. La falta de carisma personal la compensaba con un "rostro infantil e ingenuo con una sonrisa Colgate permanente", como escribieron sus detractores de entonces.
Su carrera polÃtica se sostuvo sobre tres pilares: la Fundación Nacional Cubano-Americana, dedicada a organizar atentados en Cuba, sabotajes contra Nicaragua y —junto con la CIA— al narcotráfico para financiar operaciones secretas en interés de EE.UU.; el clan Bush; y la Asociación Nacional del Rifle de EE.UU., promotora de la libre venta y porte de armas.
Para triunfar en polÃtica, el hijo de emigrantes cubanos pobres debió volverse "más estadounidense que los propios estadounidenses": un enemigo acérrimo de toda soberanÃa latinoamericana y un halcón entre halcones. En América Latina, a esto se le llama "ser más papista que el Papa", un rasgo tÃpico de emigrantes exsoviéticos y latinoamericanos que obtienen la ciudadanÃa estadounidense. Curiosamente, su 'patriotismo' nace precisamente allà y suele mezclarse con desprecio hacia sus paÃses de origen.
Como senador, Rubio fue altavoz de las amenazas de EE.UU. contra Venezuela, Cuba y Nicaragua. Sus "noches en vela", soñando con "democratizar" a una América Latina supuestamente bajo "garras de tiranÃas pro Moscú y PekÃn", derivaron en nuevas sanciones que solo a Cuba le cuestan miles de vidas al año (incluida la prohibición de vender medicamentos y equipos médicos, no solo a empresas estadounidenses, sino a cualquiera que ose hacerlo bajo riesgo de represalias). Al asumir como secretario de Estado, reafirmó su lÃnea polÃtica, tachando a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua de "enemigos de la humanidad", dentro del mantra de que "la principal amenaza para EE.UU. y el mundo es China, Rusia e Irán".
Al enterarse de su nombramiento en el gobierno de Trump, empezó a copiar textualmente a su jefe: "Bajo el liderazgo del presidente Trump, lograremos la paz mediante la fuerza y siempre priorizaremos los intereses de los estadounidenses y de EE.UU". Trump le correspondió: "Marco es un lÃder muy respetado y una voz poderosa por la libertad. Será un defensor inquebrantable de nuestra nación, un amigo leal de nuestros aliados y un guerrero sin miedo que nunca cederá ante nuestros adversarios".