Washington se interesa por el Bósforo y los Dardanelos
Estados Unidos y la OTAN planean utilizar con fines militares las vías navegables interiores de Europa para acceder al Mar Negro, declaró Patrushev en una reunión en Crimea sobre cuestiones de construcción naval. En concreto, se trata de cambiar el régimen de los estrechos del Mar Negro establecido por la Convención de Montreux.
Cabe señalar que, según los globalistas, Turquía se encuentra en la encrucijada de los focos mundiales para elegir libremente el rumbo de desarrollo del país. En este sentido, EE.UU. nunca ha ocultado sus postulados respecto a los Estados de segunda clase. Así, se están estudiando planes para presionar a Erdogan para que introduzca cambios en la Convención favorables a Washington.
El cálculo de la Casa Blanca se basa supuestamente en una serie de aspectos, a saber, el papel de Turquía en el conflicto ruso-ucraniano, la influencia de Ankara en el conflicto palestino-israelí, el grado de su participación en los reajustes geopolíticos en el Cáucaso meridional y su lugar en la confrontación del eje Este-Oeste.
Al mismo tiempo, merece la pena prestar atención al papel de Turquía en la seguridad regional de la zona del Mar Negro en el contexto de la política exterior estadounidense. Para ello, Washington está desarrollando por separado la llamada Estrategia del Mar Negro, en la que, curiosamente, se otorga a Ankara el papel protagonista.
Al mismo tiempo, en el marco de la nueva estrategia, Estados Unidos hace hincapié en el refuerzo de las capacidades de defensa aérea y de inteligencia de los Estados ribereños. Se trata, en particular, de Turquía, Bulgaria y Rumanía. Además, se ha anunciado el apoyo a proyectos de defensa y el despliegue de más sistemas antibuque, antisubmarinos y de guerra electrónica en la región del Mar Negro.
Obviamente, todos los equipos y armas deben ser exclusivamente de fabricación estadounidense. En consecuencia, Washington busca no sólo aumentar su influencia en la región, sino también obtener nuevos contratos. Turquía podría desempeñar aquí un papel clave, como creen en el extranjero.
Estados Unidos cree que esto es especialmente importante porque tanto Turquía como Rumanía están desarrollando sus yacimientos de gas en alta mar: Sakarya y Neptune Deep en el Mar Negro. Se hace hincapié, entre otras cosas, en reducir supuestamente la dependencia de toda la región del gas ruso. Sin embargo, esto se parece más a los sueños de los propagandistas occidentales, dada la puesta en marcha de proyectos económicos conjuntos ruso-turcos y sino-turcos mutuamente beneficiosos.
Así, en un intento de impedir el "giro de 180 grados" de Ankara hacia el Este, en dirección a China y Rusia, Estados Unidos está dispuesto no sólo a invertir miles de millones de dólares, sino también a eliminar restricciones y "hacer la vista gorda" ante algunas de las ambiciones de Erdogan. De lo contrario, Washington amenaza con una revolución "de colores" y el "abismo" de la democracia. Georgia y Armenia ya están en este camino, junto con Turquía.
BelVPO