Aquí
 les dejo este artículo completo de un guerrillero que peleo por Estados
 Unidos en la bahía de cochinos  para derribar el gobierno 
revolucionario de Fidel Castro y sobre como esta agresión esta siendo 
repetida en Siria
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Hace
 53 años, siendo muy joven, tuve la oportunidad de combatir contra los 
mercenarios que el imperio había preparado durante meses, para 
desembarcarlos en Cuba y provocar una situación que justificara 
“legalizar una intervención militar de la Organización de Estados 
Americanos”. Papel similar ha jugado en el caso de Siria, la 
desprestigiada Liga Árabe.
El
 desembarco, había sido precedido, casi  desde el mismo triunfo de la 
Revolución Cubana dos años antes, de la clásica campaña de prensa 
difamando, deformando la realidad del país y satanizando a sus 
dirigentes. La guerra a través de los medios de información, sigue 
constituyendo el primer punto a cumplir en su “metodología de cambio de 
régimen”. En la isla caribeña  aplicaron también otras medidas: campaña
 de sabotajes contra la economía; bloqueo económico que todavía 
mantienen; promoción de aislamiento diplomático; atentados y creación de
 grupos de mercenarios que recibían entrenamiento y armas en la Florida o
 Centro América, los cuales después infiltraban para crear una situación
 de desestabilización.
Sin
 embargo, a pesar de todo su poderío, no tuvieron en cuenta la voluntad 
del pueblo cubano y su decisión de defender la real independencia recién
 alcanzada y su dignidad a cualquier precio.  Tampoco consideraron los 
importantes logros económicos y sociales que la Revolución había traído 
al pueblo, ni el orgullo que este sentía al ver terminada la corrupción 
política, el imperio de la mafia, el sometimiento a la política de 
Washington,  el dominio económico de sus empresas y el saqueo que hacían
 de nuestros recursos naturales, así como las perspectivas abiertas a 
favor de los intereses populares en las distintas esferas de la vida del
 país.
Dos
 días antes del desembarco del ejército mercenario en Bahía de Cochinos,
 preparado por la Agencia Central de Inteligencia en Guatemala, habían 
bombardeado los principales aeropuertos del país con el objetivo de 
destruir los pocos y viejos aviones de combate de que disponían las 
fuerzas revolucionarias. En el bombardeo, utilizaron aviones tipo 
B-26 similares a los de las Fuerzas Aéreas Revolucionarias de Cuba y 
presentaron el hecho en Naciones Unidas, como una acción ejecutada por 
desertores, tratando de hacer ver que se trataba de asuntos internos  
existentes en el país.
Es
 el mismo método de utilizar la mentira para justificar sus ilegales 
acciones: las armas de destrucción masiva que poseía Iraq; la 
utilización de gases por el ejército sirio; el genocidio y la violación 
de los derechos humanos por el gobierno libio, etc., etc.
En
 el entierro de los mártires que produjeron estos bombardeos, Fidel 
Castro proclamó el Socialismo y llamó al enardecido pueblo a defender 
por todos los medios la Revolución, enarbolando el lema que aparece en nuestro himno nacional: “morir por la patria es vivir”.
El
 ejército mercenario fue completamente derrotado en menos de 72 horas, 
el gobierno estadounidense se vio atrapado en sus propias mentiras y su 
representante  en Naciones Unidas, Adlai Stevenson, quedó en total 
ridículo. El gobierno de Kennedy, que había aprobado este proyecto de 
invasión elaborado por el anterior gobierno de Eisenhower, culpó a la 
Agencia Central de Inteligencia del fracaso y destituyó a un grupo de  
sus principales dirigentes.
En
 años recientes, algunos investigadores han afirmado que agentes de la 
CIA, vinculados a esta operación, disgustados con la decisión de Kennedy
 de no involucrar directamente tropas estadounidenses y de su Fuerza 
Aérea, junto a dirigentes terroristas cubanos y agentes de la Mafia 
interesados en recuperar el imperio de la droga y el juego ilegal que 
poseían en Cuba antes de la Revolución, fueron los que organizaron el 
asesinato de este en Dallas.
Por
 supuesto, la derrota de Bahía de Cochinos no significó que Estados 
Unidos desistiera de su empeño en destruir la Revolución Socialista en 
Cuba y hasta nuestros días mantiene su política agresiva, intensifica el
 bloqueo económico, utiliza nuevas técnicas mediáticas y de 
desinformación como el recién descubierto programa ZunZuneo, que 
financiado por la USAID (Agencia de los Estados Unidos para el 
Desarrollo Internacional), perseguía influenciar en sectores de la 
población para promover división y conflictos internos.
La
 creación de bandas armadas y grupos terroristas, después de la derrota 
de Bahía de Cochinos, la mantuvieron hasta el año 1966, en que fueron 
liquidados sus últimos integrantes. Pero las organizaciones terroristas 
aún se mantienen activas en Miami y otros lugares, contando con un 
amplio presupuesto del gobierno, la CIA e instituciones que le sirven de
 pantalla.
Meses atrás, cuando el presidente Obama decidió no involucrarse directamente con fuerzas y medios de EEUU en la guerra contra Siria,
 teniendo en cuenta la firme advertencia de Rusia y la falta de 
credibilidad de la acusación de que había sido el ejército sirio el que 
había utilizado el gas sarín contra su propia población, me vino a la 
mente la alegada posible conspiración  que elementos terroristas y 
ultraderechistas podrían haber organizado para liquidar a Kennedy ante 
una situación parecida en Bahía de Cochinos, cuando se opuso a la 
participación directa de la fuerza aérea yanqui en aquellos sucesos.
La
 decisión tomada por Obama provocó el disgusto de sus principales 
aliados en el Medio Oriente, principalmente Arabia Saudita, Qatar y 
Turquía, que han venido invirtiendo enormes recursos para derrocar el 
gobierno de Damasco, utilizando a bandas de los peores terroristas de la
 zona, desgastándose en una guerra sucia, cuyo saldo cada día parece más
 adverso. Algunos de estos aliados del imperio han considerado una 
traición de Obama, su decisión de no participar directamente para 
definir la guerra en Siria.  Ello provocó que tuviera que viajar a Ryad 
para dar explicaciones a la petromonarquía y se produjeran divisiones en
 el Consejo de Cooperación del Golfo y en la propia Liga Árabe. 
También han sufrido las relaciones con Turquía, miembro de la OTAN y 
único país de la zona con capacidad militar para involucrarse en una 
guerra que implique una invasión a territorio sirio. Pero aún Erdogan, 
con toda su prepotencia, debe medir bien las consecuencias que esto 
podría tener en sus importantes relaciones con Rusia e Irán.
En
 el orden interno, Obama, presidente negro con nombre que suena árabe y 
musulmán, debe considerar las negativas repercusiones que sus 
ambivalentes decisiones, tienen en sectores de la ultraderecha y de los 
sionistas y neoconservadores estadounidenses.
Obama debería repasar las lecciones de la historia para no repetir los mismos errores de sus antecesores. 
Ernesto Gómez Abascal, escritor y periodista, fue embajador de Cuba en Turquía y en otros países del Cercano Oriente.