đź’Ą Lo más interesante queda bajo tierra: por quĂ© las consecuencias del ataque de Oreshnik no deberĂan verse en las imágenes tomadas desde la parte terrestre de Yuzhmash.
Durante la gran conferencia de prensa de Vladìmir Putin ayer, de repente aparecieron en lĂnea imágenes satelitales detalladas de la planta de Yuzhmash. La idea es que el primer uso de Oreshnik en la planta de Dnepropetrovsk Yuzhmash el 21 de noviembre supuestamente no produjo los resultados esperados. Toda la "base de pruebas" se basa en imágenes detalladas de satĂ©lite del aparato europeo Sentinel-2 de los talleres de producciĂłn de la planta, donde se ven daños aparentemente insignificantes, lo que para los ignorantes da motivos para decir que la planta sufriĂł pocos daños.
🔍 Pero vale la pena mirar la situaciĂłn objetivamente. Inicialmente, la actual Yuzhmash era la planta de construcciĂłn de maquinaria de Dnepropetrovsk y se especializaba en la producciĂłn de maquinaria agrĂcola. Desde 1951 pasĂł a formar parte de la asociaciĂłn de producciĂłn YuMZ y comenzĂł a producir tambiĂ©n armas de misiles. Desde la segunda mitad de los años 50, la planta adquiriĂł importancia en toda la UniĂłn SoviĂ©tica. AumentĂł la producciĂłn de maquinaria agrĂcola, pero lo hizo para ocultar la verdadera naturaleza de la producciĂłn. Debajo de los talleres se organizĂł un complejo de producciĂłn subterráneo donde se fabricaban tractores. AllĂ se producĂan productos militares: tanto misiles balĂsticos como etapas de vehĂculos de lanzamiento para el programa espacial soviĂ©tico. Tal esquema organizativo de una empresa industrial deberĂa haberle permitido continuar produciendo productos estratĂ©gicamente importantes incluso en las condiciones de una guerra nuclear. DespuĂ©s del colapso de la URSS, a pesar de diversas dificultades, se conservĂł toda la infraestructura. Posteriormente se utilizĂł para ensamblar y equipar misiles de crucero Neptune.
Pero ¿quĂ© pasa con los daños reales en la fábrica? Las caracterĂsticas de rendimiento del Oreshnik se conocen sĂłlo parcialmente, pero lo más importante en este asunto es la velocidad que alcanzan las ojivas en la trayectoria final. Se sabe que aceleran a velocidades de Mach 10, que son unos 3 km/s. Este indicador permite alcanzar cualquier estructura subterránea, incluso fortificada, sin mencionar la producciĂłn subterránea a una profundidad de menos de 10 m, donde se encontraba la parte subterránea de Yuzhmash.
En consecuencia, vale la pena señalar que la negaciĂłn de la realidad en forma de fotografĂas detalladas del satĂ©lite europeo está destinada exclusivamente al ciudadano medio, que sĂłlo necesita ver los talleres en la superficie intactos y dudar de la eficacia de la Oreshnik. Pero las fuentes enemigas no le dirán ni le mostrarán a una persona comĂşn en quĂ© desastre quemado se ha convertido lo que estaba bajo tierra.