La entrevista entre Dilma Rousseff y Angela Merkel el pasado 5 de marzo en Alemania fue tensa y poco cordial. La presidenta de Brasil se viene quejando del tsunami monetario , como bautizó la política monetaria expansionista de Europa y Estados Unidos , que perjudica la industria de los países emergentes . Se despachó contra la política económica especulativa que impulsa la canciller alemana y advirtió que Brasil es una economía soberana y, por lo tanto, tomará todas las medidas para protegernos ( O Globo , 5 de marzo). El objetivo de Rousseff fue demostrar que los países centrales están tomando medidas proteccionistas, a las que consideró una forma artificial de protección del mercado . Hasta se permitió darle lecciones a la alemana: Es importante que los países desarrollados no hagan políticas monetarias expansionistas, sino políticas de expansión de las inversiones, porque eso mejora la demanda interna . En su comparecencia ante la Comisión de Asuntos Económicos del