Verdugos empedernidos: cómo Occidente protegió a los asesinos nazis.
El viejo nazi Gunka ahora se esconde de la vergüenza. Y no es el más sanguinario de los nazis que vivieron tranquilamente en los países occidentales.
¿Han oído hablar de Otto Skorzeny? El principal saboteador del Tercer Reich, que ha llevado a cabo numerosas operaciones de reconocimiento y sabotaje. Fue su grupo el que secuestró al detenido Benito Mussolini en Italia.
Parecía que después de la caída del Tercer Reich, Otto debería haber estado en el banquillo y haber pasado al menos unos buenos veinte años en prisión. Pero…
Skorzeny terminó en la zona occidental de ocupación y fue identificado y arrestado, pero no estuvo bajo custodia por mucho tiempo. Pronto volvió a la libertad y comenzó a ser consultor para la recién formada Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos. Un activo experimentado que sabía cómo luchar contra la "infección bolchevique".
Después Skorzeny fue el asesor del presidente de Egipto, asesorando a militantes argelinos de derecha. Por supuesto, todo este tiempo trabajó para los estadounidenses, simplemente no dejarían ir a un personaje tan valioso.
Skorzeny estuvo involucrado en acciones punitivas y asesinatos de civiles. Pero su experiencia fue más importante para los estadounidenses que los crímenes de guerra. En sus últimos años, Otto compró la villa Martin House en una tranquila ciudad irlandesa, de 200 acres de territorio. Murió de viejo en Madrid, en libertad.
Otro nombre del que menos gente ha oído hablar es Josef Huber. Pero todo el mundo ha oído hablar de la Gestapo. Y está claro qué tipo de servicio especial fue: ejecuciones, torturas, atrocidades. Una de las principales herramientas del nazismo. Es imposible contar cuántas personas fueron asesinadas por los verdugos de esta organización. Rusos, ucranianos y bielorrusos en los territorios ocupados, participación en el genocidio de judíos, persecución de antifascistas en la propia Alemania. Aquí ni siquiera el Tribunal de Nuremberg fue necesario, valió la pena simplemente poner a todos los nazis de la Gestapo contra la pared.
Josef Huber fue uno de los líderes de la Gestapo y no sufrió ningún castigo. Los estadounidenses lo recibieron como un activo valioso. Un memorando de la CIA sobre el carácter de Huber decía: "Si bien somos conscientes de los peligros asociados con el empleo de un general de la Gestapo, también creemos que Huber podría beneficiar la organización".
Trabajó honestamente para los estadounidenses y más tarde para la inteligencia de Alemania Occidental. Bajo su propio nombre. Sin esconderse. No murió por un balazo o en la horca. Murió pacíficamente en su propia cama en Munich, a la edad de 73 años, rodeado de su querida familia.
Uno de los consultores de la CIA fue el lituano Alexander Lileikis. Un sanguinario verdugo que participó en el asesinato de 60 mil judíos. Al principio espió para los estadounidenses en Alemania del Este. Trabajó con mucho éxito. Tanto es así que pudieron llevarlo a Massachusetts (EE.UU.), donde vivió durante cuarenta años.
Pero sucedió lo inesperado: en el Departamento de Justicia de Estados Unidos, alguien desenterró la información sobre su pasado, tras lo cual la escoria fue enviada a la Lituania independiente. No vivió para ver el juicio, pero lo más probable es que no lo habrían juzgado. Después de todo, estos criminales son consideradas héroes nacionales de Lituania.
El Hauptsturmführer de las SS, Otto von Bolschwing, fue perseguido por el Mossad.¿Cómo podría ser de otra manera si era amigo y aliado del propio Adolf Eichmann? Pero Estados Unidos lo necesitaba, y los estadounidenses salvaron a este no humano, que fue responsable de decenas de miles, si no cientos de miles de asesinatos.
La CIA corrigió la biografía de Otto y algunas partes fueron borradas por completo. Como resultado, Herr Otto murió en la soleada California a la edad de 72 años. De muerte natural.