Les dejo este articulo de Enrique Campos, sobre como en nuestro Mundo lo único que importa es el corto plazo cuando las ideas a Largo Plazo terminando dando casos de éxito como el China, que es el país que con su modelo económico ha logrado bajar la pobreza y otro caso como el de España que ese corto plazo derribo al partido en el Poder justo 1 año antes de las elecciones:
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Una de las diferencias más importantes entre China y México tiene que ver con las visiones del corto y del largo plazo. Este contraste de visiones puede ilustrarse por esta conocida anécdota del líder chino Zhou Enlai. La historia fue contada en diversas versiones por Richard Nixon y Henry Kissinger. Se dice que el Secretario de Estado de Estados Unidos, en preparación de la histórica visita de Nixon a China en 1972 refirió al entonces Presidente norteamericano que Zhou Enlai era un estudioso de la historia de Francia. Durante su viaje, Nixon se reunió con el Primer Ministro chino en uno de los jardines de la Ciudad Prohibida. Caminando juntos, Nixon recordó la referencia de Kissinger y trató de romper el hielo. Preguntó a Zhou cuál era su opinión acerca del impacto que había tenido la Revolución Francesa en el mundo occidental. El líder chino se quedó pensativo por unos segundos y respondió: "El impacto de la Revolución Francesa en la civilización occidental... es muy pronto para saberlo". La anécdota, que se encargaron de difundir Kissinger y Nixon, retrata con claridad una visión del mundo muy diferente a la que tenemos por estos rumbos. Estaba por celebrarse entonces el bicentenario de la toma de la Bastilla y Zhou decía que había pasado poco tiempo para calibrar correctamente el impacto social de ese movimiento. Quizá caricaturizaba. Pero lo que es un hecho es que una de las visiones estratégicas que se han mostrado exitosas en el caso de China es definir orientaciones estratégicas de largo plazo. Han estado más preocupados por las grandes tendencias que se manifiestan a veces en décadas y no tanto por los resultados inmediatos. Nos puede no gustar su modelo político o económico, pero es el que más ha reducido la pobreza en el mundo en los últimos 30 años, de acuerdo con datos del Banco Mundial. En las economías de mercado occidentales, nuestros tiempos son otros. A todos nos preocupa y nos ocupa el corto plazo. Los directivos empresariales con frecuencia se vuelven esclavos de los resultados trimestrales. Los accionistas quieren ganancias inmediatas. El futuro ya les tocará a otros y si la empresa no rinde igual en los siguientes años, pues simplemente vendemos la acción y compramos otra. Punto. Los gobiernos que no logran resultados tangibles no pueden convencer a su electorado de que se requiere tiempo para que maduren las estrategias. Pregunten al PSOE en España luego de la tremenda derrota en las elecciones locales sufrida el fin de semana pasado, como producto de un desempleo de más de 21 por ciento en general y de 40 por ciento en los jóvenes, y que no tiene para cuándo bajar. O imagine que llega un directivo a una empresa que le dice a su Consejo: "Vamos a tener 5 años muy malos, pero luego de ellos, se habrán sentado las bases de un desempeño exitoso en los siguientes 20
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Una de las diferencias más importantes entre China y México tiene que ver con las visiones del corto y del largo plazo. Este contraste de visiones puede ilustrarse por esta conocida anécdota del líder chino Zhou Enlai. La historia fue contada en diversas versiones por Richard Nixon y Henry Kissinger. Se dice que el Secretario de Estado de Estados Unidos, en preparación de la histórica visita de Nixon a China en 1972 refirió al entonces Presidente norteamericano que Zhou Enlai era un estudioso de la historia de Francia. Durante su viaje, Nixon se reunió con el Primer Ministro chino en uno de los jardines de la Ciudad Prohibida. Caminando juntos, Nixon recordó la referencia de Kissinger y trató de romper el hielo. Preguntó a Zhou cuál era su opinión acerca del impacto que había tenido la Revolución Francesa en el mundo occidental. El líder chino se quedó pensativo por unos segundos y respondió: "El impacto de la Revolución Francesa en la civilización occidental... es muy pronto para saberlo". La anécdota, que se encargaron de difundir Kissinger y Nixon, retrata con claridad una visión del mundo muy diferente a la que tenemos por estos rumbos. Estaba por celebrarse entonces el bicentenario de la toma de la Bastilla y Zhou decía que había pasado poco tiempo para calibrar correctamente el impacto social de ese movimiento. Quizá caricaturizaba. Pero lo que es un hecho es que una de las visiones estratégicas que se han mostrado exitosas en el caso de China es definir orientaciones estratégicas de largo plazo. Han estado más preocupados por las grandes tendencias que se manifiestan a veces en décadas y no tanto por los resultados inmediatos. Nos puede no gustar su modelo político o económico, pero es el que más ha reducido la pobreza en el mundo en los últimos 30 años, de acuerdo con datos del Banco Mundial. En las economías de mercado occidentales, nuestros tiempos son otros. A todos nos preocupa y nos ocupa el corto plazo. Los directivos empresariales con frecuencia se vuelven esclavos de los resultados trimestrales. Los accionistas quieren ganancias inmediatas. El futuro ya les tocará a otros y si la empresa no rinde igual en los siguientes años, pues simplemente vendemos la acción y compramos otra. Punto. Los gobiernos que no logran resultados tangibles no pueden convencer a su electorado de que se requiere tiempo para que maduren las estrategias. Pregunten al PSOE en España luego de la tremenda derrota en las elecciones locales sufrida el fin de semana pasado, como producto de un desempleo de más de 21 por ciento en general y de 40 por ciento en los jóvenes, y que no tiene para cuándo bajar. O imagine que llega un directivo a una empresa que le dice a su Consejo: "Vamos a tener 5 años muy malos, pero luego de ellos, se habrán sentado las bases de un desempeño exitoso en los siguientes 20