Excelsa investigación de Thierry Meyssan sobre como Bulgaria exportar Drogas y armas gracias al cobijo de la CIA…
A pesar que este país también “colabora” con la Coalición Internacional de Estados Unidos contra ISIS…
La
ruta de las armas búlgaras de fabricación soviética es curiosa primero
son enviadas a Arabia Saudita (país que compra más armas occidentales
modernas y no “reliquias” de la era Soviética) y luego de ahí
recorren un largo camino para llegar al ISIS y a Al Qaeda, la última
compra del año pasado fue de 30 millones de euros, con estas armas
Arabia quiere acelerar el cambio de régimen en Siria… y seguir
expandiendo sus ideologías arcaicas.
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Hasta
los secretos mejor guardados acaban saliendo a la luz. El cártel mafioso
que gobierna Bulgaria acaba de ser sorprendido con las manos en la masa
cuando –a pedido de la CIA– garantiza drogas y armamento
a al-Qaeda y el Emirato Islámico, tanto en Libia como en Siria. El caso
es particularmente grave, sobre todo teniendo en cuenta que Bulgaria es
miembro de la Unión Europea y de la OTAN.
+
Jefe
de uno de los dos cárteles mafiosos búlgaros –la SIC– Boiko Borisov es
el actual primer ministro de Bulgaria. Su país, miembro de la OTAN y de
la Unión Europea, abastece con drogas y armas a los terroristas
de al-Qaeda y del Emirato Islámico, en Libia y en Siria.
Supuestamente,
todo empezó por casualidad. Hace una treintena de años que la
fenetilina era utilizada como sustancia dopante en los medios deportivos
de Alemania occidental. Según el entrenador Peter Neururer,
más de la mitad de los futbolistas de la Bundesliga la utilizaban
corrientemente [1]. Varios traficantes búlgaros vieron en ella un filón.
Entre el desmembramiento de la Unión Soviética y la entrada de Bulgaria
en la Unión Europea, los traficantes búlgaros
comenzaron a producir la fenetilina y a exportarla ilegalmente hacia
Alemania bajo la denominación de Captagón.
Dos
grupos mafiosos búlgaros comenzaron a competir en ese terreno: Vasil
Iliev Security (VIS) y Security Insurance Company (SIC). En este último
bando se encontraba el karateka Boiko Borisov. Este deportista
de alto nivel, profesor de la Academia de Policía, creó una firma
dedicada a la protección de personalidades y fue guardaespaldas tanto
del ex presidente prosoviético Todor Jivkov como del proestadounidense
Simeón II de Saxe-Cobourg-Gotha. Y cuando este último
se convirtió en primer ministro, Borisov fue nombrado director central
del ministerio del Interior, antes de ser electo alcalde de Sofía, la
capital búlgara.
En
2006, el embajador de Estados Unidos en Bulgaria –y futuro embajador en
Rusia–, John Beyrle, describe a Boiko Borisov en un cable confidencial
dado a conocer por Wikileaks. El embajador de Estados Unidos
presenta a Borisov como un personaje vinculado a dos grandes jefes
mafiosos, Mladen Mihalev (alias «Madzho») y Rumen Nikolov (alias «El
Pachá») [2], fundadores ambos de la SIC.
En
2007, basándose en un informe elaborado por una importante empresa
suiza, la publicación U.S. Congressional Quarterly asegura que Borisov
había “enterrado” numerosas investigaciones en el ministerio del
Interior y que estaba personalmente implicado en 28 asesinatos de
carácter mafioso. También según esa publicación estadounidense, Borisov
se convirtió en socio del director adjunto de la CIA John E. McLaughlin,
instaló en Bulgaria una cárcel secreta de esa
agencia estadounidense y ayudó a garantizar una base militar en el
marco del proyecto de ataque contra Irán [3].
En
2008, Jurguen Roth, el especialista alemán en redes del crimen
organizado, califica a Boiko Borisov de «Al Capone búlgaro» [4].
Ya
convertido en primer ministro, y siendo ya Bulgaria miembro de la OTAN y
de la Unión Europea, la CIA solicita a Borisov que ayude en la guerra
secreta contra Muammar el-Kadhafi. Y, desde su puesto de jefe
del gobierno búlgaro, Boiko Borisov comienza a abastecer con Captagón
–fabricado por la SIC– a los yihadistas de al-Qaeda en Libia. La CIA hace entonces esa droga sintética mucho más atractiva y eficaz mezclándola con una droga natural –el hachís–, que
permite manipular con más facilidad a los combatientes y hacerlos más aterradores, conforme a lo previsto en los trabajos de Bernard Lewis [5]. Posteriormente, Borisov extenderá su tráfico a Siria.
Pero
lo más importante llega cuando, valiéndose del hecho que Bulgaria –ya
incorporada a la OTAN– había sido anteriormente miembro del desaparecido
Pacto de Varsovia, la CIA compra a Borisov armamento de fabricación
soviética –por un monto de 500 millones de dólares– y lo transporta a
Siria. Se trataba principalmente de 18 000 lanzagranadas antitanque
portátiles y de 700 sistemas de misiles antitanque Konkurs.
Cuando
el Hezbollah envió a Bulgaria un equipo encargado de recabar
información sobre ese tráfico, un autobús lleno de vacacionistas
israelíes fue blanco de un atentado en la localidad búlgara de Burgas,
con
saldo de 32 heridos. Benyamin Netanyahu y el propio Boiko Borisov
atribuyeron el atentado a la resistencia libanesa mientras que la prensa
atlantista se hacía eco de numerosas imputaciones sobre un supuesto
kamikaze del Hezbollah. Finalmente, la Dra. Galina
Mileva, reconocida médico forense, observó que los restos mortales del
kamikaze no correspondían con la descripción proporcionada por los
testigos del atentado; un responsable del contraespionaje búlgaro, el
coronel Lubomir Dimitrov, comprobó que la persona
en cuestión no era un kamikaze sino un simple portador y que la bomba
había sido detonada por control remoto, probablemente sin conocimiento
de esa persona. Por otro lado, mientras la prensa acusaba a dos árabes
que ostentaban las nacionalidades canadiense
y australiana, la Sofia News Agency citaba a un cómplice estadounidense
conocido bajo el seudónimo de David Jefferson. En todo caso, mientras
la Unión Europea utilizaba el atentado para clasificar al Hezbollah como
«organización terrorista», Kristian Vigenin,
ministro búlgaro de Exteriores durante el corto periodo en que Borisov
se vio excluido del poder ejecutivo, subrayó que nada permitía vincular a
la resistencia libanesa con el atentado perpetrado en Burgas [6].
A
finales de 2014, la CIA puso fin a sus pedidos a Bulgaria. Arabia
Saudita, reemplaza entonces a la agencia estadounidense, y abandona las
compras de armas de tipo soviético para comenzar a adquirir armamento
de la OTAN, como los misiles antitanques BGM-71 TOW, de fabricación
estadounidense. Riad pronto contó en ese empeño con el respaldo de los
Emiratos Árabes Unidos [7]. Estos dos países del Golfo garantizaron
directamente la entrega de ese armamento a al-Qaeda
y al Emirato Islámico, transportándolo en aviones de las compañías
aéreas Saudi Arabian Cargo y Etihad Cargo hasta Tabuk, en la frontera de
Arabia Saudita con Jordania, y la base militar de Al-Dhafra, en suelo
de los Emiratos Árabes Unidos, base utilizada
por las fuerzas armadas de ese país, de Francia y de Estados Unidos.
En
junio de 2014 la CIA vuelve a intervenir, esta vez para hacer que
Bulgaria cierre su territorio al paso del gasoducto ruso South Strean,
que habría podido garantizar el abastecimiento de gas a Europa
occidental [8]. Esta decisión, que priva a Bulgaria de cuantiosos
ingresos, permite simultáneamente frenar el crecimiento de la Unión
Europea –conforme al plan Wolfowitz [9]–, aplicar las sanciones europeas
contra Rusia,
sanciones impuestas usando como pretexto la crisis ucraniana, y
desarrollar además el gas de esquistos en Europa oriental [10], así como
mantener el interés por el derrocamiento de la República Árabe Siria
–país llamado a convertirse en un gran exportador
de gas [11].
Por lo
que se sabe hasta el momento, Bulgaria –país miembro de la OTAN y de la
Unión Europea– sigue enviando ilegalmente drogas y armas a al-Qaeda y
el Emirato Islámico, violando así la resolución 2253, recientemente
adoptada por unanimidad en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Oposición dentro de 6 meses adiós a Maduro
La
Mesa de Unidad Democrática (MUD) ayer tomo el poder del Congreso luego
de bloqueos de Chavistas en las calles, e inmediatamente después del
hecho declararon que a más tardar en 6 meses comenzara el cambio
del gobierno de Maduro, en lo que parece que llamaran a un plebiscito.