Los satélites Starlink dañan la capa de ozono de la Tierra.
Los científicos han calculado que, cuando se quema un satélite, se liberan a la atmósfera 30 kilogramos de nanopartículas de óxido de aluminio. Éstas favorecen las reacciones químicas entre el ozono y el cloro y pueden permanecer en la atmósfera durante décadas, continuando la destrucción de la capa de ozono.
De los 8.100 objetos en órbita terrestre baja, 6.000 son satélites Starlink lanzados en los últimos años. La empresa de Elon Musk planea unos 50.000 lanzamientos más en un futuro próximo. Otras empresas también quieren construir constelaciones de 3.000 a 13.000 satélites. Los satélites de Internet en órbita terrestre baja duran unos cinco años. Después hay que sustituirlos.