Les dejo otro artículo que deben leer sobre el Mesías en donde parece que todos los delincuentes como Rene Bejarano solo por unirse a su grupo sus pecados son perdonados y claro el promete más milagro que Cristo Rey ya solo le falta crear comida, ahora con su Peón (Otro Juanito) Alejandro Encinas (Candidatos al Gobierno del Estado de México) ya le ordeno crearles plazas en el gobierno del Estado de México a los pobres del SME (Sindicato Mexicano de Electricistas) que según sus declaraciones “están muy preocupados y por eso son orillados a la violencia” adicional AMLO ya se comprometió a crear una nueva Luz y Fuerza si gana la Presidencia esto para asegurar los votos de ellos claro pero habría que ver si la población esta dispuesta al regreso de esa lacra de gente que tal??
Macario Schettino// Otra vez López Obrador
Finalmente, no hubo alianza en el Estado de México. Con toda tranquilidad, el PRD, por problemas internos, no sólo incumplió un acuerdo con otro partido, sino que despreció la opinión de cientos de miles de mexiquenses a los que había convocado con el objetivo expreso de promover una alianza opositora. Si bien cualquier falta de respeto de los partidos a los ciudadanos es deplorable, cuando ésta ocurre de parte de quienes afirman ser los únicos que representan al pueblo bueno, es todavía peor. Este acto de desprecio a la ciudadanía, esta muestra de autoritarismo, tiene nombre. Fue Andrés Manuel López Obrador quien decidió que sus seguidores no deberían asociarse con el PAN en esta elección, por así convenir a sus intereses. Sin dificultad, hizo a un lado la opinión de un cuarto de millón de personas, de la misma manera que utilizó la de unas pocas decenas de miles para nombrarse presidente legítimo, o rechazó la de millones que le impidieron ser presidente en 2006. Salvo para quienes lo siguen enceguecidos, es claro que López Obrador no es un demócrata, ni nada que se le parezca. Es una faceta de su carácter que se suma a su capacidad para mentir y para asociarse con personas de dudosa honorabilidad. Mintió cuando dijo, el mismo día de la elección presidencial, que tenía encuestas de salida que le daban 10 puntos de ventaja. Mintió en los días siguientes acerca de todo, e incluso difamó a funcionarios de casilla. (Para los detalles, lo escribí aquí mismo el 11 de julio de 2006, "La derrota del actor").
A pesar de sostener, durante su gobierno en el DF, que lo caracterizaba la "honestidad valiente", su secretario de Finanzas fue filmado en Las Vegas jugando fortunas, y su secretario particular (así como otros aliados políticos), recibiendo bolsas de dinero de las que ya no supimos en qué se usaron. Lo interesante de este asunto no es que el señor Andrés Manuel López Obrador sea autoritario, mentiroso y socio de rufianes (hay otros políticos así). Lo llamativo es que sus seguidores estén con él precisamente por ello. Aunque usted no lo crea, quienes lo apoyan insisten en que él podría cambiar a este país gracias a su superioridad moral. Esto es indudablemente tema de estudio. El porqué varios miles de personas siguen de cerca y festejan a un autócrata y mitómano como líder, argumentando superioridad moral, merece una investigación profunda. Cómo logran armonizar el supuesto carácter democrático del líder con sus acciones autoritarias, cómo pueden creer en las afirmaciones de un mentiroso comprobado, cómo pueden pensar que enfrentará la corrupción la persona a la que se le ha demostrado más cercanía con ella, son todos grandes misterios. La hipótesis que mejor explica este fenómeno, me parece, es la conversión del señor López Obrador en un "héroe mítico" por parte de sus seguidores. Para ellos, no importa qué haga, sino qué representa, y por lo tanto sus acciones no se evalúan en sus propios términos, sino con respecto a la utopía, que en este caso es una especie de recuperación del nacionalismo revolucionario en abstracto. Y como las acciones no tienen sentido propio, no hay legalidad que las limite. Por eso el señor López Obrador y sus seguidores viven en el margen de la ley: bloquean vías de comunicación, impiden sesiones del Congreso, publicitan la imagen de su líder por encima del espíritu de la ley electoral. Nada importa, porque la realidad es irrelevante, lo único que existe es la utopía