En el Primer trimestre de 2012 el presupuesto asignado
para subsidiar la gasolina se acabo, les dejo este articulo de Enrique Campos:
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Es uno de los grandes absurdos de las
finanzas públicas, es un insulto para tantas carencias sociales que tiene el
país. Pero el hecho de que durante el primer trimestre se hayan gastado 50,687
millones de pesos en subsidiar las gasolinas es algo irremediable en este país.
En cualquier nación con un poco de sentido común, uno de los grandes temas de
la campaña opositora sería evidenciar que un gobierno es capaz de gastar en
tres meses una cantidad similar al presupuesto del Ejército en pagar una parte
del costo de la gasolina de los que tienen automóvil. Pero nada de eso, al
contrario. Lo castigado por los políticos de escasa mira es que el gobierno
federal trate de alcanzar los precios internacionales con incrementos mensuales
mínimos. En este país donde las cosas funcionan al revés, los políticos que se
hacen llamar progresistas o de izquierda señalan al gobierno por su intento
tímido de emparejarse con la realidad mundial de combustibles caros a razón de
menos de 10 centavitos al mes. La Ley de Ingresos aprobada para este año
contemplaba un total de 51,269 millones de pesos en subsidios a las gasolinas
para todo el año, pero todo se quemó en un solo trimestre. Lo peor de todo es
que no hay manera de que se pueda frenar este dispendio durante la segunda
mitad del año, por la simple y sencilla razón de que el segundo trimestre del
año es el periodo de campañas. Si a alguien no hay que alterar durante estos
días es a los votantes. Y menos a los que tradicionalmente son clientela de un
partido de derecha, como a las clases medias, que son los únicos que disfrutan
de los aumentos. Los siguientes aumentos a los precios de las gasolinas, antes
de las elecciones serán este sábado y el sábado 2 de junio, justo un mes antes
de la jornada electoral. Y ya, no más incrementos hasta que pase el día
electoral. Vendrán los meses de entrega recepción y ese tiempo de transición
debería ser utilizado para cambios más profundos, como una reforma fiscal o
energética y no para liberar un precio como el de la gasolina.
Aunque esa, en sí misma sería una
reforma fiscal. Las gasolinas cuestan lo que cuestan porque el precio del
petróleo es alto, no porque se fabriquen en México o en el extranjero, eso
realmente no marca mucha diferencia. Un barril de la mezcla mexicana de petróleo,
que es de hecho un promedio de los tres tipos de crudo que se producen en
México, es de 110 dólares y si el barril es de 152 litros implica que cada
litro de crudo cuesta, en pesos, 9.40. De ahí a los 10 pesos que cuesta el
litro de la gasolina de más bajo octanaje que se vende en México hay centavos
de diferencia. Esto prueba que construir refinerías a lo loco no es la
solución. Simplemente, la gasolina es cara y hay que pagarla a su precio a la
par que se experimentan otras energías más económicas para el transporte