Se estima que el avión entre en
servicio para el año 2018.
Después de invertir cerca de 1 trillón de dólares en este programa (el más
caro de la historia militar) en este nuevo avión Stealth, el Pentágono decidió
reducir sus expectativas, al incluso considerar que este jet es más vulnerable
que las naves planea reemplazar.
Esto fue plasmado en un documento anual en donde se especifican pruebas
de armas de todo tipo, incluso se especifica los continuos problemas de desempeño
y el más reciente de aceleración en velocidad de combate.
El último problema del F-35 fue volar a una distancia segura de 25
millas de tormentas esto por el temor que se fuera incendiar el tanque de
combustible, incluso durante el inicio del programa en 2001 Lockheed Martin removió
varias válvulas de seguridad lo cual redujo el peso de la nave en 25% y esto
ahora hace que esta sea más propensa a incendios en combate.