Aunque pasado el 11 de septiembre, les dejo esta investigación que encontré sobre el ex agente de la CIA Osama bin Laden.
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El artículo citado titulado “Quién es Osama bin Laden?” se escribió hace doce años, el 11 de septiembre de 2001.
Comencé
a escribirlo la noche del 11 de septiembre, tarde, estudiando numerosas
notas de investigación sobre la historia de al Qaida, que había
recolectado previamente. Se publicó por primera vez en la web Global
Research la noche del 12 de septiembre de 2001.
Desde
el principio, el objetivo fue utilizar el 11-S como pretexto para
lanzar la primera fase de la Guerra de Medio Oriente / Asia Central, que
consistía en bombardear y ocupar Afganistán.
Horas
después de los ataques se identificó a Osama bin Laden, sin evidencias,
como el artífice del 11-S. Al día siguiente se lanzó la “guerra global
contra el terrorismo”. La campaña de desinformación mediática se puso a
pleno funcionamiento.
También
el 12 de septiembre, menos de 24 horas después de los ataques, la OTAN
invocó por primera vez en su historia el “Artículo 5 del Tratado de
Washington, la cláusula de defensa colectiva” declarando que los ataques
del 11-S al World Trade Center (WTC) y el Pentágono “constituyen un
ataque a todos los miembros de la OTAN”. Esta declaración implicaba que
el Estado-nación Afganistán había atacado a EE.UU., una proposición
totalmente absurda.
Lo que pasó después, con las invasiones de Afganistán, Irak y Libia, ya es historia.
Siria e Irán constituyen la fase siguiente de la hoja de ruta militar del Gobierno de EE.UU.
Al
Qaida es un constructo terrorista y un “recurso de inteligencia”
financiado, entrenado y apoyado clandestinamente por la CIA, el cual
ahora esta atacando a Siria.
Michel Chossudovsky, Montreal, 10 de septiembre de 2013
¿Quién es Osama bin Laden?
Michel Chossudovsky
Global Research, 12 de septiembre de 2001
Unas
horas después de los ataques terroristas al World Trade Centre y el
Pentágono, el Gobierno de Bush concluyó sin pruebas que “Osama bin Laden
y su organización al Qaida son los principales sospechosos”. El
director de la CIA, George Tenet, declaró que bin Laden tiene capacidad
de planificar “múltiples ataques con poca o ninguna advertencia”. El
secretario de Estado Colin Powell calificó los ataques de “acto de
guerra” y el presidente Bush confirmó a la nación en una declaración
nocturna televisada que “no haré distinción entre los terroristas que
cometieron estos ataques y los que los albergan”. El exdirector de la
CIA, James Woolsey, apuntó al “patrocinio estatal”, implicando la
complicidad de uno o más gobiernos extranjeros. En palabras del ex
Consejero Nacional de Seguridad, Lawrence Eagleburger, “pienso que
demostraremos que cuando nos atacan de esta manera somos terribles en
nuestra fuerza y en nuestras represalias”.
Mientras
tanto, imitando como loros las declaraciones oficiales, el mantra de
los medios occidentales aprobó el lanzamiento de “acciones punitivas”
contra objetivos civiles de Medio Oriente. En las palabras de William
Safire en el New York Times: “Cuando determinemos razonablemente las
bases y campos de nuestros atacantes, debemos pulverizarlos –minimizando
pero aceptando el riesgo de daño colateral– y actuar de manera abierta o
clandestina para desestabilizar a los anfitriones nacionales del
terror”.
El
siguiente texto describe la historia de Osama bin Laden y los vínculos
de la yihad islámica con la formulación de la política exterior de
EE.UU. durante la Guerra Fría y sus secuelas.
El
principal sospechoso de los ataques terroristas de Nueva York y
Washington, identificado por el FBI como “terrorista internacional” por
su papel en los atentados contra las embajadas africanas de EE.UU.,
Osama bin Laden, nacido en Arabia Saudí, fue reclutado durante la guerra
soviética-afgana “irónicamente bajo los auspicios de la CIA, para
combatir a los invasores soviéticos” [1].
En
1979 se lanzó “la mayor operación clandestina de la historia de la CIA”
en respuesta a la invasión soviética de Afganistán en apoyo al Gobierno
pro comunista de Babrak Kamal [2]:
Con
el estímulo activo de la CIA y la ISI [Inteligencia Inter Servicios] de
Pakistán, que querían convertir la yihad afgana en una guerra global de
todos los Estados musulmanes contra la Unión Soviética, unos 35.000
radicales musulmanes de 40 países islámicos se unieron a la lucha en
Afganistán entre 1982 y 1992. Decenas
de miles más fueron a estudiar a madrasas paquistaníes. Eventualmente
más de 100.000 radicales musulmanes extranjeros fueron influenciados
directamente por la yihad afgana [3].
La
yihad islámica fue apoyada por EE.UU. y Arabia Saudí y una parte
significativa del financiamiento generado por el narcotráfico de la
Media Luna Dorada:
En
marzo de 1985, el presidente Reagan firmó la Decisión Directiva de
Seguridad Nacional 166… [que] autorizó un aumento de la ayuda militar
encubierta a los muyahidines y dejó claro que la guerra secreta afgana
tenía un nuevo objetivo: derrotar a las tropas soviéticas en Afganistán
mediante la acción encubierta y alentar una retirada soviética.
La nueva ayuda encubierta estadounidense comenzó con un aumento
drástico de suministros de armas, un aumento continuo de 65.000
toneladas anuales hasta 1987… así como un “flujo incesante” de
especialistas de la CIA y el Pentágono que viajaron a los cuarteles
secretos de la ISI de Pakistán en la ruta principal cerca de Rawalpindi,
Pakistán. Allí los especialistas de la CIA se reunieron con oficiales
de inteligencia paquistaníes para colaborar en la planificación de las
operaciones de los rebeldes afganos [4].
La
Agencia Central de Inteligencia (CIA) utilizando a la ISI (Inteligencia
Inter-Servicios) de Pakistán, jugó un papel clave en el entrenamiento
de los muyahidines. Por su parte, la CIA patrocinó el entrenamiento de
guerrilleros que se integró con las enseñanzas del islam:
Los
temas predominantes eran que el islam es una ideología socio-política
completa, que el sagrado islam estaba siendo violado por las tropas
soviéticas ateas y que el pueblo islámico de Afganistán debía reafirmar
su independencia derrocando al régimen izquierdista afgano reforzado por
Moscú [5].
El aparato de inteligencia de Pakistán
La
ISI de Pakistán se utilizó de “intermediaria”. El apoyo encubierto de
la CIA a la yihad operó indirectamente a través de la ISI paquistaní, es
decir, la CIA no canalizaba su apoyo directamente a los muyahidines. En
otras palabras, para que esas operaciones encubiertas tuvieran éxito”,
Washington tuvo cuidado de no revelar el objetivo final de la yihad, que
consistía en la destrucción de la Unión Soviética.
En
las palabras de Milton Beardman de la CIA “No entrenamos árabes”. Sin
embargo, según Abdel Monam Saidali, del Centro Al-aram de Estudios
Estratégicos de El Cairo, bin Laden y los “árabes afganos” habían
recibido “tipos muy sofisticados de entrenamiento por parte de la CIA”
[6].
Beardman,
de la CIA, confirmó al respecto que Osama bin Laden no era consciente
del papel que jugaba por cuenta de Washington. En palabras de bin Laden
(citadas por Beardman): “ni yo, ni mis hermanos vimos evidencia de ayuda
estadounidense” [7].
Motivados
por el nacionalismo y el fervor religioso, los guerreros islámicos no
se enteraron de que estaban combatiendo al Ejército Soviético por cuenta
del Tío Sam. Aunque
hubo contactos a los niveles superiores de la jerarquía de la
inteligencia, los dirigentes rebeldes islámicos en el terreno no tenían
contactos con Washington o la CIA.
Con
el respaldo de la CIA y el envío de cantidades masivas de ayuda militar
de EE.UU., la ISI paquistaní había desarrollado una “estructura
paralela que poseía un poder inmenso en todos los aspectos del Gobierno”
[8]. La ISI tenía un personal compuesto de oficiales militares y de
inteligencia, burócratas, agentes e informantes encubiertos, estimado en
150.000 personas [9].
Mientras tanto las operaciones de la CIA también habían reforzado el régimen militar dirigido por el general Zia Ul Haq:
"Las
relaciones entre la CIA y la ISI [inteligencia militar de Pakistán]
habían mejorado cada vez más después del derrocamiento de Bhutto por [el
general] Zia y la llegada del régimen militar"… Durante gran parte de
la guerra afgana, Pakistán fue más agresivamente antisoviético que
incluso EE.UU. Pronto, después de que los soviéticos invadieran
Afganistán en 1980, Zia [Ul Haq] envió a su jefe de la ISI a
desestabilizar los Estados centroasiáticos soviéticos. La CIA solo
aceptó este plan en octubre de 1984… "la CIA era más prudente que los
paquistaníes". Tanto Pakistán como EE.UU. tomaron la línea del engaño
respecto a Afganistán con una postura pública de negociar un pacto
mientras en privado estaban de acuerdo en que la escalada militar era el
mejor camino [10].
El triángulo de la droga de la Media Luna Dorada
La
historia del narcotráfico en Asia central está íntimamente relacionada
con las operaciones encubiertas de la CIA. Antes de la guerra
soviética-afgana, la producción de opio en Afganistán y Pakistán se
dirigía hacia pequeños mercados regionales. No había una producción
local de heroína [11]. Al respecto, el estudio de McCoy confirma que a
los dos años del comienzo de la
operación de la CIA en Afganistán “las zonas fronterizas entre Pakistán y
Afganistán se convirtieron en las mayores productoras de heroína del
mundo, suministrando un 60% de la demanda de EE.UU. En Pakistán la
población adicta a la heroína pasó de casi cero en 1979… a 1,2 millones
en 1985, un aumento mucho más agudo que en ningún otro país” [12]:
La
CIA controlaban ese tráfico de heroína. Cuando las guerrillas de los
muyahidines se apoderaban de territorio en Afganistán, ordenaban a los
agricultores que plantaran opio como un impuesto revolucionario. Al otro
lado de la frontera, en Pakistán, dirigentes afganos y cárteles locales
bajo la protección de los servicios de inteligencia paquistaníes
manejaban cientos de laboratorios de heroína. Durante esta década de
narcotráfico totalmente abierto, la Administración de Cumplimiento de
Leyes sobre las Drogas (DEA) en Islamabad no fomentó confiscaciones o
arrestos importantes… Los funcionarios estadounidenses se habían negado a
investigar acusaciones de tráfico de heroína por sus aliados afganos
"porque la política de narcóticos de EE.UU. en Afganistán se ha
subordinado a la guerra contra la influencia soviética en ese país". En
1995, el exdirector de de la operación afgana de la CIA, Charles Cogan,
admitió que realmente la CIA había sacrificado la guerra contra la droga
para librar la Guerra Fría. "Nuestra principal misión era hacer tanto
daño como fuera posible a los soviéticos. Realmente no poseíamos de
recursos o tiempo para dedicarlos a una investigación del narcotráfico…
No creo que tengamos que disculparnos por ello. Cada situación tiene sus
consecuencias… Hubo consecuencias en cuanto a la droga, sí. Pero se
logró el principal objetivo. Los soviéticos se fueron de Afganistán"
[13].
Después de la Guerra Fría
Después
de la Guerra Fría, la región centroasiática no solo es estratégica por
sus amplias reservas de petróleo; también produce tres cuartas partes
del opio mundial, lo que representa ingresos multimillonarios para los
cárteles, instituciones financieras, agencias de inteligencia y para el
crimen organizado.
Los ingresos anuales del narcotráfico de la Media Luna Dorada (entre
100.000 y 200.000 millones de dólares), representan aproximadamente un
tercio de la cifra anual mundial del negocio de los narcóticos, estimada
por las Naciones Unidas en cerca de 500.000 millones de dólares [14].
Con
la desintegración de la Unión Soviética se ha desarrollado un nuevo
aumento en la producción de opio. (Según cálculos de la ONU, la
producción de opio en Afganistán en 1998 y 1999 –coincidiendo con el
establecimiento de insurgencias armadas en las antiguas repúblicas
soviéticas– llegó a un récord de 4.600 toneladas [15]. Poderosos
cárteles de la antigua Unión Soviética, aliados con el crimen
organizado, compiten por el control estratégico de las rutas de la
heroína.
La
amplia red de inteligencia militar de la ISI no se desmanteló después
de la Guerra Fría. La CIA siguió apoyando la yihad islámica desde
Pakistán. Se activaron nuevas iniciativas clandestinas en Asia central,
el Cáucaso y los Balcanes. El aparato militar y de inteligencia de
Pakistán esencialmente “sirvió de catalizador para la desintegración de
la Unión Soviética y la emergencia de seis nuevas repúblicas musulmanas
en Asia central” [16].
Mientras
tanto los misioneros islámicos de la secta wahabí de Arabia Saudí se
habían establecido en las repúblicas musulmanas, así como en la
federación rusa, invadiendo las instituciones del Estado secular. A
pesar de su ideología antiestadounidense, el fundamentalismo islámico
servía en gran parte a los intereses estratégicos de Washington en la
antigua Unión Soviética.
Después
de la retirada de las tropas soviéticas en 1989, la guerra civil de
Afganistán se mantuvo constante. Los talibanes estaban apoyados por los
deobandis paquistaníes y su partido político Jamiat-ul-Ulema-e-Islam
(JUI). En 1993, JUI entró a la coalición gubernamental de la primera
ministra Benazir Bhutto. Se establecieron vínculos entre JUI, el
ejército y la ISI. En 1995, con la caída del Gobierno de Hezb-I-Islami
Hektmatyar en Kabul, los talibanes no solo instalaron un gobierno
islámico de línea dura, sino que además “entregaron el control de campos
de entrenamiento en Afganistán a facciones de JUI…” [17]
Y
el JUI con el apoyo de los movimientos wahabíes saudíes jugó un papel
clave en el reclutamiento de voluntarios para combatir en los Balcanes y
en la antigua Unión Soviética.
Jane
Defense Weekly confirma al respecto que “la mitad del personal talibán y
su equipamiento se originaron en Pakistán bajo la ISI” [18].
De
hecho, parece que después de la retirada soviética los dos bandos de la
guerra civil afgana siguieron recibiendo apoyo encubierto a través de
la ISI de Pakistán [19].
En
otras palabras, respaldados por el servicio de inteligencia militar
(ISI) de Pakistán, que por su parte estaba controlado por la CIA, el
Estado Islámico talibán servía en gran parte a los intereses
geopolíticos estadounidenses. El narcotráfico de la Media Luna Dorada
también se utilizaba para financiar y equipar al Ejército Musulmán
Bosnio (desde principios de los años 90) y al Ejército de Liberación de
Kosovo (ELK). En los últimos meses allí existe evidencia de que
muyahidines mercenarios están combatiendo en las filas de terroristas
del ELK-ENL en sus ataques a Macedonia.
Sin
duda esto explica por qué Washington ha cerrado los ojos ante el reino
del terror impuesto por los talibanes incluyendo la flagrante derogación
de los derechos de las mujeres, el cierre de escuelas para niñas, el
despido de empleadas de las oficinas del Gobierno y la imposición de
“las leyes de castigo de la Sharía” [20].
La guerra de Chechenia
Respecto
a Chechenia, los principales líderes rebeldes Shamil Basayev y Al
Khattab fueron entrenados y adoctrinados en campos patrocinados por la
CIA en Afganistán y Pakistán. Según Yossef Bodansky, director de la
Fuerza de Tareas del Congreso de EE.UU. sobre Terrorismo y Guerra No
Convencional, la guerra de Chechenia se habría planificado en una
reunión secreta de HizbAllah International, en 1996, en Mogadiscio,
Somalia [21].
En
la cumbre participaron Osama bin Laden y altos oficiales de la
inteligencia iraní y paquistaní. Al respecto, la participación de la ISI
paquistaní en Chechenia “va mucho más allá de suministrar a los
chechenos armas y conocimientos: la ISI y sus testaferros radicales
islámicos son en realidad los que deciden en esta guerra” [22].
La
principal ruta de oleoducto pasa por Chechenia y Dagestán. A pesar de
la negligente condena del terrorismo islámico por parte de Washington,
los beneficiarios directos de la guerra chechena son los conglomerados
petroleros anglo-estadounidenses que compiten por el control de los
recursos petroleros y los corredores de oleoductos y gasoductos que
parten de la cuenca oceánica del Mar Caspio.
Los
dos principales ejércitos rebeldes chechenos (dirigidos respectivamente
por el comandante Shamil Basayev y Emir Khattab) con una fuerza
estimada de 35.000 combatientes estaban apoyados por la ISI de Pakistán,
que también jugó un papel clave en la organización y entrenamiento del
ejército rebelde checheno:
[En
1994] la Inteligencia Inter Servicios paquistaní organizó que Basayev y
sus lugartenientes de confianza obtuvieran un intensivo adoctrinamiento
islámico y entrenamiento en guerra de guerrillas en la provincia Khost
de Afganistán en el campo Amir Muawia, establecido a principios de los
años ochenta por la CIA y la ISI y dirigido por el famoso señor de la
guerra afgano Gulbuddin Hekmatyar. En julio de 1994, después de
graduarse en Amir Muawia, Basayev fue transferido al campo
Markaz-i-Dawar en Pakistán para recibir entrenamiento en tácticas
avanzadas de guerrilla. En Pakistán, Basayev encontró a los más altos
oficiales militares y de inteligencia paquistaníes: el ministro de
Defensa general Aftab Shahban Mirani, el ministro del Interior general
Naserullah Babar y el jefe de la sección de la ISI a cargo del apoyo de
causas islámicas, general Javed Ashraf (todos actualmente retirados).
Sus conexiones a alto nivel pronto resultaron muy útiles para Basayev
[23].
Después
de su período de adoctrinamiento y entrenamiento, Basayev fue asignado a
la dirección del ataque a las tropas federales rusas en la primera
guerra chechena en 1995. Su organización también había desarrollado
amplios vínculos con sindicatos criminales en Moscú así como lazos con
el crimen organizado albano y el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK).
En 1997-1998, según el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB)
“los señores de la guerra chechenos comenzaron a comprar bienes raíces
en Kosovo… a través de varias firmas inmobiliarias registradas como
cobertura en Yugoslavia” [24].
La
organización de Basayev también ha estado involucrada en una serie de
negocios ilegales, incluyendo narcóticos, empalmes ilegales y sabotaje
de oleoductos rusos, secuestros, prostitución, tráfico de dólares falsos
y contrabando de materiales nucleares. (Vea “Mafia linked to Albania’s
collapsed pyramids”) [25]. Junto al amplio lavado de dinero proveniente
de la droga, los ingresos de diversas actividades ilícitas se han
canalizado al reclutamiento de mercenarios y la compra de armas.
Durante
su entrenamiento en Afganistán, Shamil Basayev se relacionó con el
veterano comandante muyahidín nacido en Arabia Saudí “Al Khattab”, quien
había combatido como voluntario en Afganistán. Apenas unos meses
después del retorno de Basayev a Grozny, Khattab recibió la invitación
(a principios de 1995) de establecer una base del ejército en Chechenia
para entrenar a combatientes muyahidines. Según la BBC, el envío de
Khattab a Chechenia se había "planificado a través de la Organización
[Internacional] de Ayuda Islámica, basada en Arabia Saudí, una
organización religiosa militante financiada por mezquitas e individuos
ricos que, canalizaban fondos hacia Chechenia” [26]-
Observaciones finales
Desde
la era de la Guerra Fría, Washington ha apoyado conscientemente a Osama
bin Laden mientras lo colocaba al mismo tiempo en la lista de los “más
buscados” del FBI como principal terrorista del mundo.
Mientras
los muyahidines están ocupados librando la guerra de EE.UU. en los
Balcanes y la antigua Unión Soviética, el FBI –operando como una fuerza
policial basada en EE.UU.– libra una guerra en el interior contra el
terrorismo, operando en algunos aspectos independientemente de la CIA
que –desde la guerra soviético-afgana– ha apoyado el terrorismo
internacional a través de sus operaciones encubiertas.
En
una cruel ironía, mientras se culpa a la yihad islámica –presentada por
el Gobierno de Bush como “amenaza para EE.UU.”– de los ataques
terroristas contra el World Trade Centre y el Pentágono, esas mismas
organizaciones islámicas constituyen un instrumento clave en las
operaciones militares y de inteligencia de EE.UU. en los Balcanes y la
antigua Unión Soviética.
Después
de los ataques terroristas en Nueva York y Washington, debe prevalecer
la verdad para impedir que el Gobierno de Bush con sus socios de la OTAN
se lance a una aventura militar que amenaza el futuro de la humanidad.
Notas
(1)
Hugh Davies, International: `Informers’ point the finger at bin Laden;
Washington on alert for suicide bombers, The Daily Telegraph, London, 24
August 1998.
(2) Vea Fred Halliday, “The Un-great game: the Country that lost the Cold War, Afghanistan, New Republic, 25 March 1996):
(3) Ahmed Rashid, The Taliban: Exporting Extremism, Foreign Affairs, November- December 1999.
(4) Steve Coll, Washington Post, July 19, 1992.
(5) Dilip Hiro, Fallout from the Afghan Jihad, Inter Press Services, 21 November 1995.
(6) Weekend Sunday (NPR); Eric Weiner, Ted Clark; 16 August 1998.
(7) Ibíd.
(8) Dipankar Banerjee; Possible Connection of ISI With Drug Industry, India Abroad, 2 December 1994.
(9) Ibíd.
(10)
Vea Diego Cordovez and Selig Harrison, Out of Afghanistan: The Inside
Story of the Soviet Withdrawal, Oxford university Press, New York, 1995.
See also the review of Cordovez and Harrison in International Press
Services, 22 August 1995.
(11) Alfred McCoy, Drug fallout: the CIA’s Forty Year Complicity in the Narcotics Trade. The Progressive; 1 August 1997.
(12) Ibíd
(13) Ibíd.
(14)
Douglas Keh, Drug Money in a changing World, Technical document no 4,
1998, Vienna UNDCP, p. 4. See also Report of the International Narcotics
Control Board for 1999, E/INCB/1999/1 United Nations Publication,
Vienna 1999, p 49-51, And Richard Lapper, UN Fears Growth of Heroin
Trade, Financial Times, 24 February 2000.
(15) Report of the International Narcotics Control Board, op cit, p 49-51, see also Richard Lapper, op. cit.
(16) International Press Services, 22 August 1995.
(17) Ahmed Rashid, The Taliban: Exporting Extremism, Foreign Affairs, November- December, 1999, p. 22.
(18) Citado en Christian Science Monitor, 3 September 1998)
(19) Tim McGirk, Kabul learns to live with its bearded conquerors, The Independent, London, 6 November1996.
(20) Vea K. Subrahmanyam, Pakistan is Pursuing Asian Goals, India Abroad, 3 November 1995.
(21)
Levon Sevunts, Who’s calling the shots?: Chechen conflict finds Islamic
roots in Afghanistan and Pakistan, 23 The Gazette, Montreal, 26 October
1999.
(22) Ibíd
(23) Ibíd.
(24) Vea Vitaly Romanov and Viktor Yadukha, Chechen Front Moves To Kosovo Segodnia, Moscow, 23 Feb 2000.
(25) The European, 13 February 1997, See also Itar-Tass, 4-5 January 2000.
(26) BBC, 29 de septiembre de 1999
Michel
Chossudovsky es escritor, profesor emérito de Economía de la
Universidad de Ottawa, fundador y director del Centro de Investigación
sobre la Globalización (CRG), Montreal, y editor de la web
globalresearch.ca. Es autor de The Globalization of Poverty and The New
World Order (2003) y de America’s “War on Terrorism”(2005). Su último libro es Towards a World War III Scenario: The Dangers of Nuclear War (2011). También es colaborador de la Encyclopaedia Britannica. Sus escritos se han publicado en más de 20 idiomas.