Les
dejo este artículo que encontré sobre como el pueblo de Grecia se muere
de hambre por la austeridad impuesta por la Troika a Grecia, y sobre
todo el aumento de la deuda a pesar de aplicar las
medidas de salvación..
-******-
Grecia
representa en torno al 2% del PIB de la zona euro, pero la llamada a
rebato de los grandes poderes –singularmente la Troika y el gobierno
alemán- ante un posible triunfo de Syriza, marca la
campaña electoral. En un artículo publicado el 5 de enero en Público,
el catedrático Vicenç Navarro refutaba los presupuestos del alarmismo:
“Les aseguro que lo último que la banca alemana desea es que Grecia se
vaya del euro. Y si no, esperen y lo verán.
La causa de que a Grecia no la echarán de la eurozona es que, si ello
ocurriera, la banca alemana tendría un problema.
Alemania tiene invertidos 700.000 millones de euros en los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España)”.
El
periodista Antonio Cuesta, corresponsal en Atenas de la Agencia Prensa
Latina (también lo fue en Turquía), abunda en esta vinculación al
afirmar que las políticas de austeridad en Grecia “sólo
han beneficiado a bancos y multinacionales alemanas”. “La terca
obstinación de Berlín de mantener a cualquier precio las medidas de
austeridad y la fortaleza del euro creo que está llegando a su fin, y
buena parte de la culpa la tiene Syriza”, añade.
En el fondo del problema, asegurar el “enorme negocio de la deuda”.
-Titulabas
recientemente un artículo en Rebelión “Cuando los poderes extranjeros
entran en campaña electoral” respecto a las declaraciones de dirigentes
alemanes, acciones de bolsas y mercados ante
una posible victoria de Syriza (las encuestas le adjudican a la
coalición de izquierdas en torno al 30% de los votos). ¿Qué cambios
observas respecto a los comicios legislativos de junio de 2012, en las
que resultó vencedora Nueva Democracia, formación conservadora,
cuando los sondeos también daban como ganador a Syriza y también se
desató la campaña del miedo?
-Syriza
fue la sorpresa electoral en mayo de 2012 al pasar del 4,6% de los
votos y 13 escaños (en 2009) al 16,8%, apenas un 2% menos que lo que
sacaron los conservadores Nueva Democracia (ND).
Ninguna encuesta previó ese resultado y los primeros sorprendidos
fueron los propios militantes de Syriza. El partido, realmente, no
estaba preparado para ganar y si sumamos que en la segunda ronda, un mes
después, la campaña del miedo fue terrible el resultado
fue una victoria de la coalición proausteridad. Hay que decir, además,
que la campaña electoral de ND y el PASOK consistió en negar lo que más
tarde hicieron inmisericordes: recortes, privatizaciones, despidos...
La
situación actual es sensiblemente diferente. Syriza se ha fortalecido
bastante, dio un paso importante en las pasadas elecciones locales, al
ganar el gobierno de la región de Ática (la más poblada),
y cuenta con un programa de gobierno mejor elaborado. Enfrente tiene a
unos oponentes deslegitimados, que ya mostraron a las claras cuáles son
sus propuestas, y que van a tener muy difícil generar ningún tipo de
ilusión entre los votantes. Por supuesto su
baza es el miedo, y con la ayuda de sus socios europeos tratarán de
asustar cuanto puedan, en un intento desesperado por mantener a Grecia
en el redil de la austeridad.
-Sugieres
además que una fracción del capital financiero (incluido algún artículo
en el “Financial Times”) podría no ver de manera negativa, incluso la
vía más favorable en la presente coyuntura,
una victoria de Syriza como vía keynesiana con la que despertar una
economía “moribunda” como la griega. ¿Se han manifestado de algún modo
estos intereses?
-De
manera pública muchos analistas del sector de las finanzas se han
expresado en esos términos. Hablo de defensores acérrimos del
neoliberalismo. En España, por ejemplo, El País también se desliza
por esa línea, la de aceptar una renegociación de la deuda, entendiendo
que más vale perder un poco que perderlo todo.
Además
la falta de decisión de un gobierno cobarde y pusilánime como ha sido
el binomio Samarás-Venizelos ha llevado al desastre incluso al sector
financiero en Grecia. En 2014 la Bolsa de Atenas
fue, a nivel mundial, la que mayores pérdidas registró, con una caída
del 29%. Mientras, los bancos continúan en extrema postración a la
espera de nuevas dosis de inyecciones monetarias.
-El
corresponsal de El País en Bruselas, Claudi Pérez, titulaba el 7 de
enero un breve artículo del siguiente modo: “¿Quién teme a Alexis
Tsipras?”, donde afirma que al dirigente de Syriza no
se le teme en la Comisión Europea, en Bruselas, en Francfort (sede del
BCE) ni siquiera en Berlín. En el artículo se afirma dos veces que
Tsipras “lleva meses reuniéndose en Bruselas, en Francfort y en Berlín,
dejando claro que no va a tomar medidas revolucionarias”.
Se afirma además que en estas tres plazas “se le considera un tipo
razonable”. ¿Qué explicación se da en Atenas de estas reuniones y su
contenido?
-Syriza
ha dejado clara su adhesión a la Unión Europea y a la zona euro y sus
propuestas no son, en efecto, “revolucionarias”. La cuestión es saber
quien podrá sacar más partido en una mesa de negociaciones,
donde sin duda tendrán que resolverse la cuestión de la deuda y las
formas de financiación que hoy por hoy necesita la economía griega. Por
parte europea parece claro que recurrirán al chantaje monetario para
tratar de seguir exprimiendo al estado griego.
Lógicamente Syriza podría endurecer su posición con medidas, ahora sí,
más radicales. Pero para ello deberá saber con qué grado de apoyo
popular cuenta y, sobre todo, hasta dónde están dispuestos a llegar los
griegos para salvar su dignidad y su soberanía.
-¿Qué
medidas concretas plantea Syriza para el escenario posterior a las
elecciones del 25 de enero, sobre todo en relación con la deuda pública
(alcanza ya el 177% del PIB) y los acreedores
internacionales, y también en relación con los programas de austeridad
impuestos por la Troika? ¿Y en el frente interno, por ejemplo, respecto a
la fiscalidad, paliar la pobreza de la población, recuperación de los
sectores estratégicos o relaciones con la
iglesia ortodoxa?
-La
reducción de la deuda no puede ser evaluada en todo su dimensión en
estos momentos, pero algunos de los miembros del departamento de
finanzas de Syriza han hablado días atrás de que podría
ser reducida a la mitad. Eso, lógicamente, depende en gran medida de
cómo transcurran las negociaciones con los acreedores. Lo que sí ha
quedado claro es que las primeras medidas del gobierno irán encaminadas a
realizar una profunda revisión del plan de privatizaciones,
dejando fuera algunas empresas estatales estratégicas, un programa para
revitalizar la economía productiva, el aumento del salario mínimo y las
pensiones, la aplicación de ayudas a los más necesitados y una
remodelación de la política fiscal, descargando a
las clases populares de la presión insoportable que han sufrido hasta
ahora.
-En
los municipios y regiones donde ya gobierna Syriza (por ejemplo, en el
Ática, de un peso demográfico y económico enorme en el país), ¿pueden
observarse algunos cambios concretos a partir de
las políticas aplicadas?
-El
mayor esfuerzo hasta el momento ha sido el de frenar el programa de
despidos de los empleados públicos, poniendo en tales aprietos al
ministerio de la Reforma Administrativa que el gobierno no
ha podido cumplir los compromisos que tenía con la troika para 2014. En
todo caso, el margen de maniobra que tienen las regiones no es muy
grande, a diferencia de lo que ocurre por ejemplo en España, pues
cuentan con muy pocas competencias, pero han mantenido
una posición de resistencia e insumisión a los dictados de los
acreedores que son realmente las únicas directivas en las que centra
todo su esfuerzo el gobierno central.
-Numerosos
analistas anticipan que Syriza no logrará la mayoría suficiente para
gobernar en solitario. ¿Habría, a día de hoy, la posibilidad de acumular
esta fuerza apoyándose en ecologistas, comunistas
y el Frente de Izquierdas Anticapitalista (Antarsya)? ¿Se están
“trabajando” acuerdos de estas características, o ves más factibles
pactos que miren más a la derecha?
-Solo
el partido ecologista, en los márgenes de conseguir el 3% legal que da
acceso al Parlamento, ha mostrado su disposición a colaborar. El Partido
Comunista (KKE) ha dejado claro desde hace tiempo
que Syriza es tan enemigo como ND o el PASOK. El resto de formaciones
de izquierda aún no definieron su postura o el mensaje que trasladarán a
su militancia, entre ellas Antarsya pero también Izquierda Democrática,
que muy probablemente quede fuera de la Asamblea
Nacional. De cómo se decanten dependerá el resultado final de Syriza y
de si necesitará una vez pasadas las elecciones, aunque solo sea para la
elección del Primer Ministro, a otras fuerzas más a la derecha.
-En
el verano de 2014 publicaste “Solidaridad y autogestión en Grecia”,
libro en el que analizabas el florecimiento de iniciativas sociales
surgidas al calor de la crisis. ¿Mantienen el pulso en
la actualidad y, sobre todo, la fortaleza suficiente para que Tsipras
pueda apoyarse en el movimiento popular para sus reformas?
-Mi
impresión personal es que no. Bien sea por la premura de tiempo, bien
por los recelos entre el atomizado movimiento social y Syriza, lo cierto
es que no se ha desarrollado como debería una alianza
popular que integre las aspiraciones y la apertura de cauces de
participación en el principal partido de la izquierda. Sin embargo,
pienso que esa colaboración será más necesaria en caso de alcanzar el
gobierno que incluso para acceder a él. Es una tarea que,
pase lo que pase, Syriza no puede demorar más, poniendo todo su empeño y
honestidad para que se vayan abriendo cauce de participación política
desde la base.
-“Der
Spiegel” ha filtrado los augurios de Merkel y el ministro de Finanzas
alemán, Wolfgang Schäuble, sobre una Grecia fuera de la Eurozona en caso
de que Syriza aplique sus reformas. El FMI
ha decidido suspender las negociaciones con Grecia hasta después de los
comicios, en relación con el plan de rescate (desde 2010, un total de
240.000 millones de euros). ¿Resignación, miedo, sentimiento de colonia,
necesidad de que potencias extranjeras obliguen
al rigor? ¿Qué percepción tiene la población griega de estas noticias?
-En
general la población está hastiada por unas políticas neoliberales que
solo han profundizado la brecha entre una pequeña minoría, a la que no
parece haber afectado seis años de recesión, y una
mayoría que no ve el final a este largo túnel. La cuestión es de qué
modo se puede poner fin a la cruel intervención de los poderes
financieros. Una parte importante de los votantes confía en que la vía
de Syriza sea suficiente para reconducir la crisis social
y económica en la que se encuentra Grecia. Otro sector, no desdeñable,
apuesta por medidas aún más fuertes, como el abandono del euro para
recuperar de forma completa la soberanía política, económica y fiscal. Y
por último hay un porcentaje también relevante
que siguen creyendo en el modelo actual y en las promesas de
recuperación lanzadas desde el gobierno y los grandes medios de prensa.
-Afirma
Yanis Varoufakis, consejero económico de Syriza, que actualmente Grecia
“está en bancarrota y no pide prestado a inversores privados”. Por
tanto, “la amenaza a un gobierno de Syriza no vendrá
de los mercados”, sino del BCE, la UE y Berlín, sostiene el economista
en una entrevista a Alessandro Bianchi en “L’Antidiplomatico”. ¿Se
continúa utilizando el discurso de la “responsabilidad”, de que hay que
cumplir con la ortodoxia para que los “mercados”
no corten la financiación y dejen al país sin liquidez?
-Ese
discurso es al que apelan los defensores del actual funcionamiento de
la UE, y que no cuestionan las políticas del desastre promovidas por
Alemania, pese a que han llevado a los países periféricos
a la más completa postración. La terca obstinación de Berlín de
mantener a cualquier precio las medidas de austeridad y la fortaleza del
euro creo que está llegando a su fin, y buena parte de la culpa la
tiene Syriza. Hasta ahora el único beneficiado ha sido
el capital alemán (bancos y multinacionales), pero la posibilidad de
que el pueblo griego se manifieste libremente en las urnas puede marcar
un punto de inflexión en las políticas comunitarias aunque hace falta
que esta ola no se detenga en Grecia y continúe
en más países.
-Por
último, en el libro “Solidaridad y Autogestión en Grecia” recuerdas
cifras estremecedoras sobre la “cura de choque” que ha sufrido Grecia.
La deuda pública pasó del 129,7% del PIB en 2009
al 171,8% en 2013; y en el mismo periodo el PIB se redujo en un 26%, la
mayor caída de un país en tiempos no bélicos. ¿Han tenido algún efecto
“positivo” las políticas de austeridad, incluso desde una perspectiva
neoliberal?
-Ninguno.
La única intención de las mismas ha sido la de asegurar a cualquier
precio que el enorme negocio de la deuda siguiera dando beneficios a los
prestamistas y favorecer a las grandes empresas.
No ha habido ninguna consideración ni hacia las condiciones de vida y
los derechos de los ciudadanos, ni tampoco hacia el débil tejido
productivo nacional. Todas y cada una de las medidas han ido encaminadas
a desmantelar las leyes que protegían a los trabajadores
o les garantizaban sus derechos más básicos, y aquí también incluyo a
profesionales, autónomos o empresas familiares, para beneficiar a las
grandes corporaciones y al capital transnacional ofreciéndoles un
territorio libre de restricciones (laborales, medioambientales,
fiscales...) donde enriquecerse sin cortapisas.