Dentro
de todas las fallas y fiascos que prometía el F-35 JSF para los
Marines, US Navy y el US Army, parece que la única que funciona es la
Small Diamater Bomb II o GBU-53/B
que puede atacar tanto objetivos fijos como móviles con gran precisión y
capacidad de corrección de su ruta al objetivo gracias a un GPS
integrado, la última prueba exitosa tuvo lugar en febrero 2015 siendo
lanzada desde un F-15.
Aunque
el F-35 entre en servicio en los próximos 2 años, no se podrá utilizar
ahí hasta el 2022 cuando se haga una actualización a las unidades en la
llamada Block 4A.
La
empresa fabricante Raytheon recibió contrato en verano 2015 para
fabricar 144 unidad a un costo total de 31 millones de dólares, pagando
por unidad 115,000 dólares,
17,143 unidad deberán ser fabricadas de acuerdo a un estimado de planes
futuros del Pentágono.
La US Navy y los Marines deberán utilizar esta nueva arma.