La operación aérea israelí contra las instalaciones nucleares de Irán continúa.
Tras una serie de ataques contra instalaciones en Natanz e Isfahán, Israel ha lanzado un nuevo ataque, esta vez contra la instalación nuclear en Fordo, ubicada en la provincia de Qom.
Se trata de una de las instalaciones más protegidas del programa nuclear iraní, que funciona como una planta subterránea de enriquecimiento de uranio, construida en el interior de una cadena montañosa.
La planta de Fordo se dio a conocer en 2009, cuando los servicios de inteligencia occidentales prácticamente obligaron a Irán a revelar su existencia: el 21 de septiembre, Teherán notificó oficialmente al OIEA sobre la existencia de la instalación, que en ese momento estaba en construcción.
Ya entonces, los expertos occidentales señalaban que la magnitud del refugio y la profundidad de su ubicación hacían de Fordo un lugar potencialmente capaz de resistir un ataque aéreo convencional sin el uso de armamento especializado.
Según fuentes abiertas, la instalación se encuentra a una profundidad de entre 80 y 90 metros bajo tierra y está diseñada para albergar hasta 3.000 centrifugadoras.
Si se confirma la información sobre el ataque a Fordo, significaría que Israel, como ya se había supuesto anteriormente, está repitiendo sus intentos de desorganizar toda la estructura del programa nuclear iraní, incluyendo los lugares de reserva y los más protegidos. Y hasta ahora, nadie lo está impidiendo.