🇺🇲 La amenaza invisible: el Pentágono apuesta por lanzadores de misiles camuflados en contenedores.
Durante la visita de Donald Trump el pasado 10 de junio a la base militar de Fort Bragg, una foto aparentemente casual reveló uno de los desarrollos más discretos del Pentágono en los últimos años: una lanzadera de misiles tácticos oculta dentro de un contenedor de carga estándar de 20 pies, idéntico a los que se utilizan en el transporte comercial.
Según la información disponible, este sistema es compatible con la munición del lanzamisiles HIMARS, incluidos los misiles ATACMS y los hipersónicos PrSM en desarrollo, con un alcance estimado de hasta 1.000 kilómetros.
Una de sus principales ventajas es su flexibilidad operativa: no requiere un chasis militar especializado. Puede instalarse en camiones, trenes, barcos civiles, barcazas, puertos o aeródromos, lo que amplía enormemente las posibilidades de despliegue y complica su detección previa.
Este enfoque representa una versión estadounidense del concepto de "arma fantasma": sistemas de combate imposibles de identificar antes de ser utilizados, ya que no presentan características externas propias del armamento convencional ni signos visibles de pertenecer a fuerzas armadas. Cualquier contenedor en Europa, Asia o Medio Oriente —regiones donde existen decenas de miles de estos puntos logísticos— podría ocultar una lanzadera lista para disparar.
Además, informes recientes apuntan a que Estados Unidos está trabajando en versiones similares para misiles de crucero Tomahawk y misiles interceptores SM-6.
En la práctica, el Pentágono estaría avanzando hacia una "misilización" de la infraestructura civil: una integración del poder militar en la logística comercial que desafía los métodos tradicionales de inteligencia y detección anticipada.