🇺🇲🇷🇺 ¿Por qué Estados Unidos quiere negociar precisamente ahora?
La historia aquí enseña mucho.
El 'Minsk-1' se firmó más o menos cuando los restos del Ejército ucraniano ardían en la caldera de Ilovaisk. El 'Minsk-2' también llegó entre el estruendo de la tapa de otra caldera, esta vez la de Debáltsevo.
En ambos casos, Occidente corrió a salvar a Kiev, prometiéndole a Moscú lo que fuera con tal de detener a las milicias (en aquel entonces se llamaban así) y evitar la aniquilación total de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Tanto entonces como ahora, temían que, una vez aplastadas las unidades avanzadas del Ejército ucraniano, las milicias seguirían avanzando.
El simple hecho de que existiera un 'Minsk-2' se debe a que las Fuerzas Armadas de Ucrania violaron el 'Minsk-1' y volvieron a intentar tomar el Donbass por la fuerza. Es decir, el primer acuerdo de Minsk se firmó sabiendo de antemano que el documento no valía nada.
El repentino deseo de Estados Unidos por "llegar a un acuerdo" con Rusia "ahora mismo" y "resolver" todas las cuestiones vitales (que, curiosamente, no eran prioritarias antes, ni siquiera durante el primer mandato de Trump) parece un intento por frenar el ritmo de la ofensiva, arrebatarle a Rusia la iniciativa operativa y congelar el conflicto en términos favorables para Washington. Esto ocurre, en gran parte, porque EE.UU. está monitoreando la situación en el campo de batalla, particularmente cerca de Pokrovsk, y ve hacia dónde se dirige todo.
Da la impresión de que, por esta razón, el 15 de agosto ofrecerán todo tipo de "zanahorias" en sus formas más tentadoras, pero su único objetivo será evitar que el Ejército ruso termine de romper el frente donde ya está cediendo. Y el verdadero valor de todas esas promesas ya hace tiempo que está claro.