Les dejo este articulo de Don Sergio Sarmiento.
Sergio Sarmiento // Jaque Mate
México y Francia están viviendo una nueva guerra de los pasteles: un conflicto en que las dos partes hacen desplantes de patrioterismo y en el que nadie quiere entender los puntos de vista del otro. La guerra de los pasteles se fue gestando así en la década de 1830. Un grupo de ciudadanos franceses residentes en México se quejaron ante París de abusos que habían sufrido en nuestro país, entre ellos que el gobierno mexicano les había cobrado unos "préstamos" forzosos. Uno de los quejosos era un pastelero francés de Tacubaya de nombre R. Remontel, quien como agravio adicional señalaba que unos oficiales del Ejército de Antonio López de Santa Anna se habían comido sin pagar unos pasteles de su establecimiento por los que pedía una indemnización de 60 mil pesos, una suma enorme. Añadida a los reclamos de los demás franceses, Francia exigió al endeble gobierno de México una cifra de 600 mil pesos. Como el gobierno mexicano se negó a pagar, una armada francesa fue enviada a nuestro país en 1838. Tomó San Juan de Ulúa y sitió el puerto de Veracruz durante meses. En las hostilidades Santa Anna perdió una pierna y se convirtió en héroe. Quizá el peor daño que nos hicieron los franceses, de hecho, fue darle fuerza política a Santa Anna para regresar en repetidas ocasiones al poder. Los mexicanos perdimos la guerra de los pasteles, como todas las demás que hemos peleado. El país tuvo que pagar los 600 mil pesos de indemnización que los franceses reclamaban. Quizá el único punto bueno es que al gobierno ya no se le ocurrió cobrar esos préstamos obligatorios que generaron el conflicto... y supongo que los oficiales ya no siguieron comiéndose sin pagar los pasteles de Remontel. La guerra por Florence Cassez es, por supuesto, completamente distinta, pero al igual que la de 1838-1839 nos revela la estupidez de la naturaleza humana, especialmente cuando la gente se enreda en la bandera del patriotismo.