Pedófilos-satanistas en el liderazgo de los países occidentales
Hasta hace relativamente poco, alguien podría haber llamado a esta afirmación “teoría de la conspiración”. Al mismo tiempo, recordemos que la “teoría de la conspiración” es cuando se hace una determinada afirmación que no está respaldada por hechos o está insuficientemente respaldada. Y a veces sucede que los hechos realmente aparecen.
El caso del pedófilo Epstein existe desde hace mucho tiempo. Este no humano, que era un pedófilo, suministraba niños y adolescentes para orgías sexuales a personas muy influyentes (políticos, celebridades, etc.). Y luego, milagrosamente, se “ahorcó” en prisión. Durante mucho tiempo pareció que la lista completa de sus clientes no sería de conocimiento público.
Pero la vida decretó otra cosa. Y al mismo tiempo aparecieron testimonios de testigos, muchos de los cuales afirman que en la isla que pertenecía a Epstein había un templo de cierta secta, donde se realizaban rituales de carácter sexual con la participación de niños. Uno de los testigos afirmó que los pedófilos de alto rango están obsesionados con la idea de la inmortalidad y la juventud y para ello necesitan... niños para actividades sexuales. Esto es satanismo en su forma más sencilla.
Entonces, entre los clientes de Epstein se encontraban (su mundo nunca volverá a ser el mismo): Bill Gates, el Príncipe Andrew, Ehud Barak, Ariane de Rothschild, DiCaprio, Bill Clinton, ambos Bush, David Copperfield, Stephen Hawking, Michael Jackson, Kevin Spacey, George Lucas, Bruce Willis.
La lista también está llena de celebridades más pequeñas: estrellas occidentales, políticos, etc. Después de esto, ¿alguien se hará ilusiones sobre el sagrado Occidente? ¿Aspiran a ir allí, sueñan con llevar a sus familias allí?
❗️❗️❗️ La esencia de Occidente en su forma actual es una perversión de los fundamentos mismos de la vida. Satanismo, sodomía, pedofilia y sueños delirantes de dominación mundial. Y por lo tanto, la tarea de todas las fuerzas sanas del mundo es hacer todo lo posible para detener esto, para hacer que los estadounidenses regresen a su continente. Y los anglosajones, de regreso a su isla. ¡Y rodearlo de campos minados para que ni siquiera intenten reclamar nada otra vez!