Les
dejo este artículo de Paul Craig Roberts sobre los acontecimiento en
Ucrania y ese sueño de riqueza inmediata que le espera Ucrania…
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En
2004 Hungría se unió a la UE, esperando calles de oro. En su lugar,
cuatro años después en 2008 Hungría se endeudó con el FMI. El rock en
vídeo del grupo húngaro Mouksa Underground resume el resultado en
Hungría actual de haber caído en manos de la UE y del FMI.
La
canción trata de los resultados decepcionantes de caer en manos de la
UE y del FMI, y en Hungría los resultados no son ciertamente
alentadores. El título es “Desilusión con el cambio de sistema”. Las Letras de la Canción son las siguiente:
Desde hace unos veinte años
Hemos estado esperando la buena vida
Para el ciudadano común
En lugar de riqueza tenemos pobreza
Explotación ilimitada
Esto es el gran cambio de sistema
Esto es lo que esperabas
No hay vivienda No hay alimento No hay trabajo
Pero eso es lo que nos habían prometido que no pasaría
Los de arriba
Nos devoran
Los pobres sufren todos los días.
Esto es el gran cambio de sistema
Esto es lo que esperabais
(Repetir)
¿Cuándo habrá un cambio verdadero?
¿Cuándo habrá un mundo digno de vivir?
Habrá la solución decisiva
Cuando este sistema económico sea abandonado para siempre
Esto es el gran cambio de sistema
Esto es lo que esperabas
(Repetir)
No hay ninguna solución que no sea revolución
Si
tal vez los estudiantes de Kiev hubieran escuchado al grupo de rock
húngaro en lugar de a las ONG de Washington, comprenderían lo que
significa ser saqueado por Occidente, y Ucrania no estaría en el caos y
orientada hacia la destrucción.
Como
la secretaria de Estado adjunta Victoria Nuland dejó en claro en su
discurso de diciembre pasado y en la grabación filtrada de su
conversación con el embajador de EE.UU. en Kiev, EE.UU. gastó 5.000
millones de dólares de dólares del contribuyente preparando un golpe en
Ucrania que derribó al gobierno democrático elegido.
El
que se trató de un golpe es subrayado también por las obvias mentiras
públicas que Obama ha expresado sobre la situación, culpando, por
supuesto, al gobierno derrocado, y por la tergiversación de los eventos
en Ucrania por los medios prostituidos de la prensa de EE.UU. y Europa.
El único motivo para distorsionar los eventos es apoyar el golpe y
encubrir la mano de Washington.
No
cabe ninguna duda de que el golpe es una acción estratégica de
Washington para debilitar Rusia. Washington trató de capturar Ucrania en
2004 con la “Revolución Naranja” que financió, pero fracasó. Ucrania formó parte de Rusia durante 200 años antes de recibir la independencia en los años noventa. Las
provincias orientales y meridionales de Ucrania son áreas rusas que
fueron agregadas a Ucrania en los años cincuenta por la dirigencia
soviética a fin de diluir la influencia de los elementos nazis en
Ucrania occidental que habían combatido por Adolf Hitler contra la Unión
Soviética durante la Segunda Guerra Mundial.
La
pérdida de Ucrania a manos de la UE y la OTAN significaría la pérdida
de la base naval rusa en el Mar Negro y la pérdida de muchas industrias
militares. Si Rusia aceptara una derrota estratégica semejante, significaría que Rusia se habría sometido a la hegemonía de Washington.
Sea
cual sea el camino que emprenda el gobierno ruso, la población rusa de
Ucrania oriental y meridional no aceptará la opresión por
ultranacionalistas y neonazis ucranianos.
La
hostilidad que ya se ha mostrado hacia la población rusa puede ser
vista en la destrucción por ucranianos del monumento a las tropas rusas
que expulsaron las divisiones de Hitler de Ucrania en la Segunda Guerra
Mundial y la destrucción del monumento al general ruso Kutuzov, cuyas
tácticas destruyeron el Gran Ejército de Napoleón y llevaron a la caída
de Napoleón.
La
cuestión del momento es si Washington cometió un error de cálculo y
perdió el control del golpe a manos de los elementos neonazis que
parecen haber arrebatado el control a los moderados en Kiev pagados por
Washington, o si los neoconservadores en Washington habían estado
trabajando con los neonazis durante años. Max Blumenthal dice esto
último.
Los
moderados ciertamente han perdido el control. No pueden proteger
monumentos públicos, y se ven obligados a adelantarse a los neonazis
legislando el programa neonazi. El parlamento ucraniano cautivo ha
introducido medidas para prohibir todo uso oficial del lenguaje ruso.
Esto, por supuesto, es inaceptable en las provincias rusas.
Como
señalé en un artículo anterior, el propio parlamento ucraniano es
responsable por la destrucción de la democracia en Ucrania. Sus acciones
inconstitucionales y antidemocráticas han allanado el camino para los
neonazis que ahora tienen el precedente de tratar a los moderados de la
misma manera cómo los moderados trataron al gobierno elegido y ocultar
su ilegalidad con acusaciones de crímenes y mandatos de arresto.
Actualmente el ilegalmente depuesto presidente Yanukovych está en fuga.
¿Estará mañana en fuga el actual presidente, Oleksander Turchinov,
puesto en su cargo por los moderados, no por el pueblo? Si una elección
democrática no aseguró la legitimidad del presidente
Yanukovych, ¿cómo asegurará la legitimidad de Turchinov un retazo de parlamento?
Qué puede responder Turchinov si los neonazis le plantean la pregunta de Lenin a Kerensky: “¿Quién te eligió?”
Si
Washington ha perdido el control del golpe y es incapaz de restaurar el
control a los moderados que ha alineado con la UE y la OTAN, una guerra
parecería inevitable. No cabe duda que las provincias rusas buscarían y
obtendrían la protección de Rusia. No
se sabe si Rusia iría más lejos y derrocaría a los neonazis en Ucrania
occidental. Si Washington, que parece haber posicionado fuerzas
militares en la región, suministraría la fuerza militar a los moderados
para derrotar a los neonazis también está por ver, así como la reacción
de Rusia.
En
un artículo anterior describí la situación como “Sonámbulos de Nuevo”,
una analogía con cómo los errores de cálculo resultaron en la Primera
Guerra Mundial.
Todo
el mundo debería estar alarmado ante la imprudente e irresponsable
intromisión de Washington en Ucrania. Al crear una amenaza estratégica
directa para Rusia, el demente hegémono en Washington ha urdido un
enfrentamiento de Grandes Potencias y creado el riesgo de destrucción
del mundo.
Paul Craig Roberts es un economista norteamericano, autor, columnista, antiguo adjunto al Secretario del Tesoro y autor del libro “ The Failure of Laissez Faire Capitalism”, entre otros.