El sistema de pensión universal aprobado por la Cámara de Diputados es un abuso de la gente que trabaja para mantener a los adultos mayores que no hacen nada, primero se les dará 580 pesos mensuales para subir a 1092 pesos, un sistema de pensiones sin recursos que le queda como grillete a los trabajadores…
El Mesías Lopez Obrador impuso este esquema en el DF para regalar dinero a sus “viejesitos” y gano su apoyo para sus 2 elecciones presidenciales….
Les dejo este artículo del Señor Sarmiento…
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Una vez más empezamos por el mismo camino. El gobierno de Enrique Peña Nieto está creando un nuevo sistema de pensiones regresando al viejo esquema de reparto, el mismo que ya habíamos descartado, a sabiendas de que con el paso del tiempo el costo se elevará hasta volverse quizá insostenible. La Cámara de Diputados aprobó este 18 de marzo, con el voto del PRI y de algunos legisladores del PRD, la nueva "pensión universal". Ésta se entregará a todos los mexicanos con más de 65 años que no reciban otra pensión (no se entregará así a quienes ya reciban la pensión de Andrés López Obrador en el Distrito Federal). En un principio la pensión será de 580 pesos mensuales y después subirá a 1,092. El sistema de reparto, en el que los trabajadores activos subsidian las pensiones de los jubilados, nos ha costado ya bastante a los mexicanos. Nada más en este 2014, 22 años después de que empezó el proceso para eliminarlo del IMSS, los contribuyentes mexicanos tendremos que pagar 160,724 millones de pesos para pagar las viejas pensiones que se quedaron sin reservas.
Este monto equivale al 33 por ciento de todo el gasto corriente del Seguro Social, que este año será de 476,691 millones de pesos. El servicio que hoy reciben los derechohabientes del IMSS sería completamente distinto si estos recursos se usaran hoy para proporcionarles cuidados médicos o guarderías. El boquete en las finanzas de las instituciones de seguridad era tan grande que gobiernos tanto del PRI como del PAN buscaron cambiar el sistema de reparto por uno de aportaciones a cuentas individuales. Las reformas de 1992 y 1997, de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, hicieron este cambio para el IMSS, mientras que la de 2007, de Felipe Calderón, lo hizo para el ISSSTE.
El viejo sistema de reparto, sin embargo, quedó vivo en muchísimas instituciones del obeso y laberíntico Estado mexicano. Los gobiernos de los estados, las universidades, Pemex y muchas otras entidades más tienen sistemas de reparto para las que se carece de reservas. Según Pedro Vásquez Colmenares, autor de Pensiones en México: la próxima crisis (2012), las pensiones públicas no reestructuradas y sus pasivos pasaron de representar el 16.5 por ciento del producto interno en 2007 a 30 por ciento en el 2010. Los pasivos de los gobiernos estatales ascendían en 2010 a 13 por ciento del PIB y los de Pemex y la CFE el 8.8 por ciento. Para el año 2014 el gobierno federal ha presupuestado 45,225 millones de pesos para el Programa Pensión de Adultos Mayores y la pensión universal de adultos mayores.
Esto incluye tanto el monto que actualmente se dedica a este programa más los que se vayan a sumar con el cambio de reglas. La gran pregunta es cuánto costará el programa en 20 o 30 años en que la edad promedio de la población mexicana será mucho mayor. No debería sorprendernos que con el paso del tiempo los futuros gobiernos se vean obligados a eliminar el programa o cambiarlo. Cada vez habrá menos trabajadores para mantener a más jubilados. Parecería insensato que un gobierno aplique hoy políticas que sabe que tendrán que eliminarse o moderarse con el tiempo. Lo que pasa, sin embargo, es que los políticos mexicanos viven bajo un orden sexenal. Lo que ocurra en 20 o 30 años no les afecta. No importa que nuestros hijos tengan que pagar alguna factura en ese entonces. Lo único realmente significativo es por quién votarán los electores en la próxima elección. Y ya López Obrador demostró que con 500 pesos al mes se compra el voto no sólo del viejito sino de toda su familia. Es una magnífica inversión política.
El Mesías Lopez Obrador impuso este esquema en el DF para regalar dinero a sus “viejesitos” y gano su apoyo para sus 2 elecciones presidenciales….
Les dejo este artículo del Señor Sarmiento…
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Una vez más empezamos por el mismo camino. El gobierno de Enrique Peña Nieto está creando un nuevo sistema de pensiones regresando al viejo esquema de reparto, el mismo que ya habíamos descartado, a sabiendas de que con el paso del tiempo el costo se elevará hasta volverse quizá insostenible. La Cámara de Diputados aprobó este 18 de marzo, con el voto del PRI y de algunos legisladores del PRD, la nueva "pensión universal". Ésta se entregará a todos los mexicanos con más de 65 años que no reciban otra pensión (no se entregará así a quienes ya reciban la pensión de Andrés López Obrador en el Distrito Federal). En un principio la pensión será de 580 pesos mensuales y después subirá a 1,092. El sistema de reparto, en el que los trabajadores activos subsidian las pensiones de los jubilados, nos ha costado ya bastante a los mexicanos. Nada más en este 2014, 22 años después de que empezó el proceso para eliminarlo del IMSS, los contribuyentes mexicanos tendremos que pagar 160,724 millones de pesos para pagar las viejas pensiones que se quedaron sin reservas.
Este monto equivale al 33 por ciento de todo el gasto corriente del Seguro Social, que este año será de 476,691 millones de pesos. El servicio que hoy reciben los derechohabientes del IMSS sería completamente distinto si estos recursos se usaran hoy para proporcionarles cuidados médicos o guarderías. El boquete en las finanzas de las instituciones de seguridad era tan grande que gobiernos tanto del PRI como del PAN buscaron cambiar el sistema de reparto por uno de aportaciones a cuentas individuales. Las reformas de 1992 y 1997, de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, hicieron este cambio para el IMSS, mientras que la de 2007, de Felipe Calderón, lo hizo para el ISSSTE.
El viejo sistema de reparto, sin embargo, quedó vivo en muchísimas instituciones del obeso y laberíntico Estado mexicano. Los gobiernos de los estados, las universidades, Pemex y muchas otras entidades más tienen sistemas de reparto para las que se carece de reservas. Según Pedro Vásquez Colmenares, autor de Pensiones en México: la próxima crisis (2012), las pensiones públicas no reestructuradas y sus pasivos pasaron de representar el 16.5 por ciento del producto interno en 2007 a 30 por ciento en el 2010. Los pasivos de los gobiernos estatales ascendían en 2010 a 13 por ciento del PIB y los de Pemex y la CFE el 8.8 por ciento. Para el año 2014 el gobierno federal ha presupuestado 45,225 millones de pesos para el Programa Pensión de Adultos Mayores y la pensión universal de adultos mayores.
Esto incluye tanto el monto que actualmente se dedica a este programa más los que se vayan a sumar con el cambio de reglas. La gran pregunta es cuánto costará el programa en 20 o 30 años en que la edad promedio de la población mexicana será mucho mayor. No debería sorprendernos que con el paso del tiempo los futuros gobiernos se vean obligados a eliminar el programa o cambiarlo. Cada vez habrá menos trabajadores para mantener a más jubilados. Parecería insensato que un gobierno aplique hoy políticas que sabe que tendrán que eliminarse o moderarse con el tiempo. Lo que pasa, sin embargo, es que los políticos mexicanos viven bajo un orden sexenal. Lo que ocurra en 20 o 30 años no les afecta. No importa que nuestros hijos tengan que pagar alguna factura en ese entonces. Lo único realmente significativo es por quién votarán los electores en la próxima elección. Y ya López Obrador demostró que con 500 pesos al mes se compra el voto no sólo del viejito sino de toda su familia. Es una magnífica inversión política.